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Actualizado: 10 de junio de 2025


De esto nace la diferencia entre el método de enseñanza y el de invencion: quien enseña, sabe adonde va, y conoce el camino que ha de seguir, porque ya le ha recorrido otras veces; mas el que descubre tal vez no se propone nada determinado, sino examinar lo que hay en el objeto que le ocupa; quizas se prefija un blanco, pero ignorando si es posible alcanzarle, ó dudando si existe, si es mas que un capricho de su imaginacion; y en caso de estar seguro de su existencia, no conoce el sendero que á él le ha de conducir.

Hubo una cena, a la que asistió D. Jacinto, ignorando lo que iba a haber en ella, y le sentaron al lado de la seductora actriz, bella como nunca aquella noche, con leves y casi transparentes vestiduras, y adornados sus brazos y su desnuda y cándida garganta con ricos brazaletes y espléndido collar de perlas.

Cuando, empujada de nuevo hacia el mundo por esta resistencia, no sabía qué pensar de su porvenir y vivía como una enfermera junto al padre, ignorando cuál podría ser su suerte, volviendo la espalda a los jóvenes chuetas que mariposeaban en torno de ella atraídos por los millones de don Benito, presentábase el noble Febrer, como un príncipe de cuento de hadas, para hacerla su esposa. ¡Qué bueno es Dios!... Se veía en aquel palacio inmediato a la catedral, en el barrio de los nobles por cuyas estrechas calles de pavimento azul y silencioso pasan los canónigos durante las horas dormidas de la tarde, atraídos por la campana de coro.

Al arribo de cada canoa, multitud de mercaderes, venidos de Santa-Cruz, procuran engañar á los pobres indios, que no se curan de ello ignorando totalmente el valor de los objetos que reciben en cambio del cacao y de otros frutos. Trinidad es la residencia del vicario general de la provincia, del gobernador, y de un secretario que lleva el título de administrador general.

Su poder incontrastable no se ejerce ya sino en un mundo ruin, entre brutos, que se empeñan en jugar y en ganar dinero para parecer hombres, y en que por casualidad les salga algo bien para que se diga que tienen entendimiento, y entre viejecillas ignorantes y viciosas, que poseen algunos secretos y recetas, ignorando el por qué y el cómo, de los mismos prodigios que obran, como son la bruja y los gatos y los monos que la sirven y acompañan.

El comisario no le escuchó: seguía ignorando su existencia. El teniente repuso con una amabilidad cortante: No es necesario; no se moleste. Y se fué para incorporarse á su regimiento. Pero antes de que Desnoyers le perdiese de vista quiso el oficial darle un consejo.

, ellos son mas heróicos; Colon tenia el genio, el rayo de la inspiracion, la perspectiva de la gloria que le ha inmortalizado, por guia: él sabia adonde iba: los sencillos marineros que le acompañaban no, no conocian mas playas que las de España, no podian ni soñar con la existencia de otro mundo, se veian arrojados en una empresa que acobardaba á todos, que la Europa toda calificaba de locura, se vieron solos en medio de mares que nadie mas que el ojo de Dios habia visto, sin saber adonde iban ni por qué ruta: creyendo que la vuelta seria imposible y creyéndolo con razon é ignorando al propio tiempo si habria llegada, porque ellos nada sabian, porque entónces se ignoraba todo, porque no se sabia qué habia detras del mar.

a ciencia cierta, pues, que me ama profundamente en ese estado, no ignorando tampoco que en sus momentos de lucidez no tiene la menor preocupación por mi existencia, presente o futura. Esto crea así un caso de sicología singular de que un novelista podría sacar algún partido. Por lo que a se refiere, decir que esta doble vida sentimental me ha tocado fuertemente el corazón.

Pensando la madre en su propia pasajera vanidad, al verse tan bonita, conservó escondido el espejo, recelando que su uso pudiera engreír a la niña. Como no hablaba nunca del espejo, el padre le olvidó del todo. De esta suerte se crió la muchacha tan sencilla y candorosa como había sido su madre, ignorando su propia hermosura, y que la reflejaba el espejo.

Meneó el peón la tostada cabeza. Un bocadito, un bocadito.... Y sin más explicaciones, emprendió otra vez su desmayada faena, manejando el azadón lo mismo que si pesase cuatro arrobas. Se resignó el viajero a continuar ignorando las leguas de que se compone un bocadito, y taloneó al rocín.

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irrascible

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