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Actualizado: 11 de junio de 2025
Pasaban otras parejas como ellos; pasaban perros, algún guardia civil acompañando a una criada decente; pastores conduciendo cabras; pasaban también hormigas, y de cuando en cuando pasaba rapidísima por el suelo la sombra de un ave que volaba por encima de sus cabezas. Y ellos charla que charla. Miquis empezó contándole su historia de estudiante, toda de peripecias graciosas.
Entonces hay que limpiar los montones de nieve que se han acumulado delante de la puerta y abrirse penosamente camino. Desde una alta casa construida en un promontorio, ví una vez á esos entecillos casi imperceptibles, á esas negras hormigas humanas, andar lentamente por una especie de cuneta, entre dos paredes de nieve. Nunca me había parecido tan ínfimo el hombre.
¿Qué hay, qué hay? preguntó, echándose al suelo. Nada... cuidado con los pies; la corrección. Benincasa había sido ya enterado de las curiosas hormigas a que llamamos corrección. Son pequeñas, negras, brillantes, y marchan velozmente en ríos más o menos anchos. Son esencialmente carnívoras.
De los Himmopleros, las familias más conocidas en Filipinas son los Heterogínidos ú hormigas y apidos ó abejas. Las hormigas constituyen huéspedes incómodos y molestos en las casas y dañinos para la agricultura, y las abejas proporcionan á los salvajes y á los indígenas grandes ganancias con la cera y la miel que producen en los bosques, en cuyos árboles viven.
Otros grupos de paseantes destacábanse a lo lejos como hormigas trepadoras. Andresito y el bebé quedábanse rezagados, andaban lentamente y se detenían para recalcar sus palabras con gestos vehementes. Ea, que no te creo. Me la pegaste con el artillero, te burlaste de mí... «destrozaste mi alma», ¿y ahora quieres que yo me trague esa bola de que me querías entonces y sigues queriéndome?
Chichí bajó también maquinalmente, con el irresistible deseo de proteger á su marido. Cada sepultura guardaba varios hombres. El número de cadáveres podía contarse por los kepis ó los cascos que se pudrían y oxidaban adheridos á los brazos de la cruz. Las hormigas formaban rosario sobre las prendas militares, perforadas por agujeros de putrefacción, y que ostentaban aún la cifra del regimiento.
Las bóvedas de ocasión resistían la caída de los obuses, que se enterraban en ellas sin causar grandes daños. Cuando un estallido las quebrantaba demasiado, los trogloditas salían de noche, como hormigas desveladas, recomponiendo ágilmente el «tejado» de su vivienda.
Desfilaron primeramente las diversas imágenes de los pueblos con su acompañamiento de devotos. Habían venido éstos de muchas leguas de distancia, bajando las montañas como rosarios de hormigas multicolores. Los hombres, al abandonar su caballo con alas de cuero y lazo formando rollo á un lado de la silla, marchaban con una torpeza de centauro, haciendo resonar á cada paso sus enormes espuelas.
¡Es muy raro, muy raro, muy raro! se repitió estúpidamente Benincasa, sin escrudiñar sin embargo el motivo de esa rareza. Como si tuviera hormigas... la corrección concluyó. Y de pronto la respiración se le cortó en seco, de espanto. ¡Debe de ser la miel!... ¡Es venenosa!... ¡Estoy envenenado!
Las gallinas, con las alas en tierra, jadeaban tendidas a la triple sombra de los bananos, la glorieta y la enredadera de flor roja, sin atreverse a dar un paso sobre la arena abrasada, y bajo un sol que mataba instantáneamente a las hormigas rubias. Alrededor, cuanto abarcaba los ojos del fox-terrier, los bloques de hierro, el pedregullo volcánico, el monte mismo, danzaba, mareado de calor.
Palabra del Dia
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