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Actualizado: 17 de junio de 2025


Escribió Palomino que «en el año de 1656 mandó S. M. a D. Diego Velázquez llevase a San Lorenzo el Real cuarenta y una pinturas originales, parte de ellas de la almoneda del Rey de Inglaterra, Carlos Estuardo, primero de este nombre; otras que trajo Velázquez y otras que dio a S. M. D. García de Avellaneda y Haro, Conde de Castrillo, que había sido Virrey de Nápoles, y a la sazón era presidente del Consejo de Castilla; de las cuales hizo Velázquez una descripción y Memoria, en que da noticia de sus calidades, historias y autores, y de los sitios donde quedaron colocadas, para manifestarla a.

Si esta mujer me contase la verdad ... ¿Y cómo no? el telegrama enviado desde Liverpool, prohibiéndome volver á casa de la señorita Guichard, prueba la aversión que mi tutor dedica á su exprometida ... ¿Qué habrá pasado entre ellos? ¿Y por qué, sobre todo, no me ha hecho jamás la menor alusión á todas estas historias? ¿Será eso una prueba de que es suya la falta? ¡Sería entonces la única de su vida!"

Las historias sagradas y profanas están llenas de casos parecidos. Sin la mujer de Putifar jamás hubiera resplandecido con luz propia, ni hubiera logrado gloria imperecedera la castidad de José, hijo de Jacob.

Por la tarde iba a la escuela a admirar a los niños chinos, declinando once horas seguidas. Y, después del refectorio, paseando por el claustro, escuchaba historias de lejanas misiones apostólicas, en el «País de las hierbas», las prisiones soportadas, las marchas, los peligros, en fin, todas las crónicas heróicas de la Fe.

Bonifacio era un hombre pacífico, suave, moroso, muy sentimental, muy tierno de corazón, maniático de la música y de las historias maravillosas, buen parroquiano del gabinete de lectura de alquiler que había en el pueblo.

¡Ah, señor mío! -dijo a esta sazón la sobrina-; advierta vuestra merced que todo eso que dice de los caballeros andantes es fábula y mentira, y sus historias, ya que no las quemasen, merecían que a cada una se le echase un sambenito, o alguna señal en que fuese conocida por infame y por gastadora de las buenas costumbres.

Andad, hermano, mucho de enhoramala para vos y para quien acá os trujo, y tened cuenta con vuestro jumento, que las dueñas desta casa no estamos acostumbradas a semejantes haciendas. -Pues en verdad -respondió Sancho- que he oído yo decir a mi señor, que es zahorí de las historias, contando aquella de Lanzarote, cuando de Bretaña vino, que damas curaban dél, y dueñas del su rocino;

Era la hora en que los caballeros andantes dejaban los castillos. Sus armaduras reflejaban la claridad nebulosa... Un gallo cantó. Hizo a un lado el recuerdo de aquellas historias dominantes, que le habían robado tantas horas de oración y de estudio, y, como no era fácil leer aun el Oficio, dejó de caminar y apoyó el codo en la piedra.

Aquí se reúnen los vecinos más distinguidos, y entre ellos se encuentran M. Blondel, el abate Bourdon y el comendador Folin; cada uno de estos ancianos cuenta a porfía instructivas anécdotas. Llevamos una vida deliciosa; el tiempo es precioso y paseamos mucho; durante las veladas, se cuentan historias.

Ora se pone uno á vagar, soñando y recordando mil historias, bajo la sombra espesa de los bosquecillos de naranjos, limoneros y granados, donde se siente la embriaguez deliciosa que producen el azahar y el jazmin, la albahaca y las rosas en profusion.

Palabra del Dia

rigoleto

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