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Actualizado: 26 de julio de 2025


Tales son las figuras alegóricas, no obstante la habilidad con que Cervantes las introduce, aunque bueno es advertir que casi siempre son aquí más oportunas que en su Trato de Argel, y que la escena en que Hispania y el río Duero profetizan la suerte que aguarda á la patria, no carece de efecto; la fatigosa extensión del primer acto y las escenas amorosas de dos jóvenes numantinos, á pesar de su innegable belleza, no se ajustan bien al tono dominante en el drama.

Y así como en tres siglos de perenne memoria vivieron bajo Hispania las filipinas greyes, y escribimos unidos los fastos de la historia; Aun las leyes de España se llaman nuestras leyes, vuestra alma es la nuestra y es nuestra vuestra gloria, Y es Miguel de Cervantes el rey de nuestros reyes. Revolucionario ardiente en el movimiento secesionista de Filipinas. Organizó el Katipunan.

Viejas trompas se limpian de su herrumbre de siglos, viejas arcas se abren, donde el tiempo juntara en revueltas marañas, con provectos armiños las guedejas doradas de infantiles cabezas; los aceros de guerra, en el ignoto crisol del Amor, hoy se funden para hacer los arados que abrirán las entrañas de la fértil llanura, y al llover el sudor de las frentes hermanas, granarán las espigas de los trigos del Mundo que serán los de Hispania...!

Pero yo te hablo en tu lengua, ¡oh Hispania! porque es su són como música de fuente, como arrullo encantador, y como beso de vírgenes en primaveras de amor. Un labio lejano me ha dicho que tienes cerrada tu puerta... Si es cierto, reforma el capricho: ¡tu puerta ha de estar siempre abierta!

Es como flor que han respetado celliscas y avalanchas de pasión, flor abierta suavemente en cumbres llenas de sol, a donde sube el espíritu de sus quimeras en pos, para rezarte: "¡Oh, Hispania! ¡oh dulce idioma español, el del Arcipreste de Hita, el de Lope y Calderón, de Juan de Mena y Cervantes, de Pereda y de Galdós! ¡Oh dulce lengua, que irradias tu latina irisación y encierras la amplia eufonía de toda una selva en flor, pues eres susurro de agua, gorjeo de ave, canción de brisa leve en las hojas en mañanitas de sol...!" En esta lengua ¡oh Hispania! balbuciente formuló mi alma en los días niños sus caprichos, su candor; y en las horas juveniles, cuando hicieron irrupción en mi vida las primeras exaltaciones de amor, también fué tu idioma egregio el que sirvió a mi ilusión y la dió plumas divinas de mágico tornasol, para llegar hasta el fondo de un lejano corazón y decirle: "Ven conmigo y dame un beso de amor". Murió este amor.

Tal vez así se conseguiría también que no se le antojase en Washington á ningún senador remedar á Catón Censorino y, en vez de llevar higos en un pliegue de la toga y de exclamar delenda est Carthago, llevar en un faldón de la levita azúcar mascabada ó catite, y exclamar: delenda est Hispania. Y aquí pongo término á esta prolija carta, prometiendo no escribir la tercera, pues basta con lo dicho.

Hodie Prologus comoediis Hispanis praemittitur et vocatur Loa, quia profunditur in Auditorum laudes: et recitare prologum est echar la loa, quare laudes non tam dicantur quam in Auditores profundantur. ¿Quid est Plaustris ferre Poemata? Scint qui in Hispania viderunt las comoedias, quas Actos del Corpus vocamus: nam scenae et proscenium per publica fora vehuntur, ut notabat Horatius

Embajador de madre Hispania: alzo la copa a lo alto del Ensueño por la salud de Europa, la Europa uncida al yugo del hado militar bautizada con sangre por aire, tierra y mar, la Europa que rencores de hermanos entre hermanos pero jamás de bardos indios y castellanos, porque es la onda que corre por la arteria del verso piélago de armonías que baña el Universo.

Aun la metrificación suele ser exótica. Pero hay ternuras como la de Guerrero, tejiendo su canto A Hispania en el romance rotundo de los abuelos peninsulares. Los poetas de este PARNASO, por lo general, no parecen descubrir en su solar motivos de inspiración. Porque los encuentra, elogia Guerrero a Marfori en el proemio de Aromas de ensueño.

En mi pecho, muerta la hoguera, restó un puñado de cenizas de la pasada ilusión; y al verme tan olvidado de la mujer que me amó, para luego envenenarme con una negra traición, cuando quise maldecirla con mi pluma y con mi voz, llorando de pena y rabia, la maldije ¡en español...! Y en tu idioma, que es un iris por su fulgencia y color, voy dando a todos los vientos trozos de mi corazón, mis líricos fantaseos, mis optimismos, mi horror por lo prosaico y mis gritos de protesta y rebelión contra todas las limazas, contra el buho y el halcón, contra la sierpe asquerosa que quiere alzarse hasta el sol, contra "chaturas estéticas" que nos roban la emoción, contra Verres coloniales y su dolar corruptor , y contra todos los hombres que hacen tan fiera irrisión del derecho de mi pueblo a ser su único señor... ¡Oh noble Hispania!

Palabra del Dia

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