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Actualizado: 17 de mayo de 2025


A los doce años de edad obtuvo el mando de una compañía; a los veintiocho le hicieron teniente coronel, y a los treinta y tres, coronel. Si en su juventud no asistió a ninguna campaña, en 1794, y cuando contaba treinta y ocho años y poseía la faja de mariscal de campo, estuvo en la del Rosellón a las órdenes del general Caro, y allí le hirieron gravemente en el lado izquierdo del cuello.

También hirieron mis oídos algunos lamentos que salían por las troneras: eran los pobres heridos que no había sido posible salvar y se hallaban suspendidos sobre el abismo, mientras aquella triste luz les permitía mirarse, comunicándose con los ojos la angustia de los corazones.

10 Abrieron contra su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra se juntaron todos. 11 Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar. 12 Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz, y me despedazó, y me puso por blanco suyo. 13 Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.

14 Y cuando la llevaban, la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. 17 Y fue Judá a su hermano Simeón, e hirieron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma. 18 Tomó también Judá a Gaza con su término, y a Ascalón con su término, y a Ecrón con su término.

Así lo hubiese ejecutado el valentón si no da la casualidad que, ya en el estrado, tropezase y cayese, en cuyo punto se arrojaron sobre él alguaciles, mozos y público y le hirieron ferozmente. Media hora después estaba la horca levantada en la Plaza de San Francisco y á ella fué arrastrado Juan, á quien habían cargado de cadenas.

13 Pero los del escuadrón que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a la guerra, se derramaron sobre las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet-horón, e hirieron de ellos tres mil, y tomaron un grande despojo.

35 Mas los labradores, tomando a los siervos, al uno hirieron, y al otro mataron, y al otro apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. 37 Y a la postre les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. 38 Mas los labradores, viendo al hijo, dijeron entre : Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad.

Berenguer de Entenza, que como inocente y buen caballero, viendo que los dos hermanos se encaminaban para él vuelto á ellos les dijo: ¿Qué es esto amigos?. Y en este mismo tiempo le hirieron de dos lanzadas, con que aquel valiente y bravo caballero cayó del caballo muerto, sin poderse defender por estar desarmado, descuidado y entre sus amigos.

El estreno feliz de su drama fue una verdadera desgracia para Tristán. Los reparos que algunos críticos pusieron a la obra, particularmente los del famoso Leporello, le hirieron como graves injurias. Además, esperando fundadamente que permaneciese mucho tiempo en el cartel, la empresa, atendidas ciertas circunstancias de renovación de abono, la retiró después de la quince representación. Fue un golpe mortal para su amor propio. Desde luego sospechó que la mano de Estévanez, del traidor Estévanez había intervenido en este asunto. Así que vio que comenzaban los ensayos de un drama de éste ya no le cupo duda alguna. Un odio frenético prendió en su corazón. Para desahogarlo un poco comenzó a asistir a las tertulias literarias de los cafés y cervecerías, con predilección a una que se reunía por las noches en un rincón del café de Fornos. Allí, sobre aquellas dos mesas de mármol pegadas, se hacía diariamente la disección en vivo de los escritores de más nota. Naturalmente Estévanez, en su calidad de astro de primera magnitud, era quien más a menudo ofrecía sus carnes palpitantes al estudio de aquellos jóvenes anatómicos. Tristán gozaba voluptuosidades desconocidas metiendo en ellas el bisturí de su lengua. Sus aptitudes quirúrgicas se desenvolvieron prodigiosamente con el ejercicio.

19 Lo demás de los hechos de Joás, y todas las cosas que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 20 Y se levantaron sus siervos, y conspiraron en conjuración, y hirieron a Joás en la casa de Millo, descendiendo él a Silla. 21 Porque Josacar hijo de Simeat, y Jozabad hijo de Somer, sus siervos, le hirieron, y murió.

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