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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Tenga confianza en la suerte... ¡Quién sabe!... Y se alejó riendo, burlona y tentadora a la vez, mientras se aproximaba Maltrana llevando sobre el traje de hilo una capa impermeable. Se detuvo en un espacio de la cubierta bañado por el sol, y allí quedó inmóvil, tembloroso y pálido, gozando con visible deleite del ardor ecuatorial. De aquí no paso dijo . Si quiere usted algo, acérquese.
Y no será aventurado afirmar también que la imaginación del fugitivo se iba quedando atrás como un hilo desenvuelto del ovillo que rueda.
Ni en los más recónditos secretos y escondrijos de sus muebles podrá encontrarse una fotografía desvergonzadamente impúdica; pero en cambio le parece honesta sobre todo encarecimiento aquella ninfa que, sorprendida desnuda y acosada por un sátiro, se escondió... tras el tenue y plateado hilo que formó una oruga entre dos ramas de árbol.
La vivacidad no es la penetracion: la abundancia de ideas, no siempre lleva consigo la claridad y exactitud del pensamiento; la prontitud del juicio suele ser sospechosa de error; una larga serie de raciocinios demasiado ingeniosos, suele adolecer de sofismas, que rompen el hilo de la ilacion, y extravian al que se fia en ellos.
Habla, que nos tienes con el alma en un hilo dijo don Quintín. Si creen ustedes que hago lo que voy a hacer por no estar a las duras, como he estado a las maduras, que se les quite eso de la cabeza. Yo seguiré ayudándoles a ustedes en lo que pueda; por de pronto, aquí están estos treinta duros para la mudanza.
Lo que surgirá de esa gota ¿es acaso el hilo vegetal, el tenue y sedoso plumión que nadie creería un ser, y no obstante es el primer cabello de una joven diosa, cabello sensible, amoroso, llamado con tanta propiedad cabello de Venus? Lo que os estoy contando no pertenece al dominio de la fábula, no: es historia natural lisa y pura.
En otro aposento cerrado, dentro de otro aposento cerrado también, en un lugar en donde de nadie podían ser oídos, estaban mano á mano, sentados en una mesa, Juan Montiño y su supuesto tío. Sobre aquella mesa, en vez de manjares, había un cofre de hierro, como de pie y medio de largo, y un pie de alto y ancho. A pesar de que el tiempo no era caluroso, el cocinero mayor sudaba hilo á hilo.
Mi tía no estaba quieta un solo instante; salía y entraba a la sala en que se congregaban sus correligionarios, atendía a una que otra visita íntima del barrio en las habitaciones interiores, y volvía de nuevo por un instante a seguir el hilo de los debates y peroraciones que tenían lugar.
Hubiérase dicho que aquellas actitudes semejantes a las de una persona que marcha y tiene calor, refrescaban su memoria. Buscaba un nombre, una fecha, perdía y recobraba sin cesar el hilo enredado de un itinerario y se reía a carcajadas cuando la confusión de su relato era tan grande que se veía obligada a pedir ayuda a la clara y firme memoria de Julia.
Y diciendo esto había desatado el papel de la china en que venía liado con un hilo, y se diría que quería comérsele á besos. Ven á leer esa carta dijo el Comendador, donde haya luz y donde no vengan á interrumpirnos. En el despacho no hay nadie y ahora acaban de encender el velón. Ven, que es ya de noche y aquí no verás.
Palabra del Dia
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