Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de junio de 2025


Luego rió viendo cómo corría, con una agilidad de insecto saltador, de tejado en tejado, agitando sus velos como las alas de una mariposa blanca, bordeando el abismo de los profundos patios, para llegar hasta la mujercita de birrete doctoral que le aguardaba llevándose ambas manos al pecho, henchido de emoción.

Pero éste la coge con prisa, hace un esfuerzo supremo y la envía media vara lo menos más lejos que su rival. Entonces, henchido de orgullo, desgaja una ramita del nogal más cercano y la planta en aquel sitio donde se hincó su barra, exclamando: Este es el tiro que ha hecho Matías de Langreo. Á ver si hay en Laviana un mozo que lo haga cambiar de sitio.

Y antes de que el criado pudiera contestar a estas preguntas, que no había entendido, echó a correr en dirección a la casa con el corazón palpitante, henchido de emoción por el presentimiento de que era ella. ¿Dónde está? gritó sin dejar de correr. En la corrada, a la puerta del jardín le contestó también a gritos. Llegó a la corrada sin respiración.

, aquel fue un día henchido de encanto, día admirable; y daría con gusto todo lo que me queda de vida, si pudiera volver a él. Y la noche... la veo todavía como si fuera hoy. Las ventanas estaban abiertas, los tallos flexibles de la viña virgen se mecían con el viento, y, desde muy lejos, un trote de caballos, un chasquido de lanzas y de sables llegaban hasta mis oídos.

El primero traía aretes de coral; el segundo, varias sortijas adornadas con las vistosas piedras que fabricaban en Venecia los margaritaios. El viejo entregó un bolsillo de cuero henchido de monedas, diciendo: Su señoría puó contar. Son ciento cincuenta. No he menester respondió Ramiro guardando el talego.

Era un hombre orgulloso, impaciente, herido, aguijoneado por los deseos y las pesadumbres, que caía, de repente, en lo mejor de su vida como un soldado al mediodía de la jornada decisiva, con el corazón henchido de agravios, el alma amargada por la impotencia, el cerebro en plena explosión de proyectos.

Nazaria no decía nada, pero con los resoplidos mostraba el desfogamiento de su cólera que parecía salir en mangas de aire desalojando el henchido seno. La navaja yacía en el suelo junto a los restos de lo que fue urna y a los pedacitos de toro de yeso que, pisados en la contienda, manchaban de blanco la fina estera.

»Creo que en cinco semanas no habré dormido en junto unas cuarenta y ocho horas. ¡Gracias a que muy pronto descansaré por toda una eternidad! »Hoy, cualquiera que viese mi rostro demacrado y mi frente rugosa, no reconocería en , a aquel joven apasionado, alegre, lleno de vida y henchido de esperanza hace dos meses. Estoy aniquilado, envejecido; en cuarenta días he vivido cuarenta años.

Se puede decir, sin hipérbole, que es un brujo de las rimas, de las inefables palabras musicales, donde vierte su alma mística y pagana, ferviente, pecadora, universal. ¡Pobre Verlaine, mendigo, borracho y solitario! ¿De qué sideral armonía estaba henchido tu triste corazón, que era al par una gusanera de pecados mortales?

Todos los velos tendidos por la razón habían caído al suelo: el gran secreto de la existencia se le revelaba directamente con admirable claridad y pureza. Detrás de esta vida aparente que nos rodea vio la vida real, la vida infinita, y entró en ella con el corazón henchido de alegría. En esta vida infinita todo es amor, o lo que es igual, todo es felicidad.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando