Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
Entrole en oyendo esto a doña Guiomar otra vez, y con mucho más efecto, su temor a los duendes, y se apresuró a mirar si tenía aún en su seno aquella poderosa e inestimable medalla del familiar de la Inquisición, y hallola; y temió que aquel hombre con quien había hablado, no hubiese sido otra cosa que una imaginación suya, o cosa de encantamiento y hechicería, de la cual se había librado por la virtud de la santa medalla.
Quita allá, hombre de Dios se apresuró a decir el señor Bellido . ¿Pero es que yo he hablado de embargarte? He dicho que si quisiera.... Pero qué lejos está de mi ánimo.... Y más ahora que el señor Coliñón vos apoya.... No es que nos apoye declaró el sincero Belarmino.
Cuando el padre y el Comendador se quedaron solos de nuevo, cerró éste la puerta é interrogó al padre en voz baja sobre lo que había oído á Doña Blanca, sobre lo que había hablado con Clarita; pero nada sacó en limpio. El P. Jacinto parecía otro del que antes era.
Yo he hablado con Gladstone en un concierto de la reina en Windsor; he conocido a hombres que llegaron por su palabra a presidentes de República; y no digamos de los políticos de España: a la mayoría de ellos los tuve como cadetes de mi camerino, una vez que canté en el Real. Y a pesar de esto, yo tomé en serio por unos días los elogios disparados con que le incensaban sus correligionarios.
Don Rodrigo dijo sabía que doña Clara poseía aquel lazo, porque le ha llevado muchas veces sobre el pecho delante de la corte; porque han hablado mucho del tal regalo las damas; porque es una prenda muy conocida de doña Clara; si no hubiese sido conocida aquella prenda, ¿para qué la quería don Rodrigo?
Cuando ha terminado de tocar el pianista, él y Azorín han hablado de otras pocas cosas indiferentes, y luego Azorín se ha retirado. ¿Dónde está el escándalo? preguntará el lector. El escándalo está en que en esta casa se haya tocado el piano.
Al decir estas palabras, mi interlocutor me vio hacer un gesto de sorpresa, y se detuvo para preguntarme la causa. No es nada respondí. Pero en aquel momento, recordé, a pesar mío, el hombre negro de que había hablado el hostelero la noche anterior. »¡Diez años repuso Yago fríamente es mucho! Es pagar muy cara una cosa tan pequeña. Pero no importa, acepto los diez años.
Cinco minutos después ambos esposos estaban en el comedor riendo y bromeando con los tres o cuatro convidados que tenían. #Cómo alentaba a la virtud el señor duque de Requena.# A ver, a ver, explica eso. Señor duque, el negocio es clarísimo. Hoy he hablado con Regnault.
Clara no hubiera hablado con tanta elocuencia; pero de seguro pensaba y decía interiormente cosas parecidas. La devota se sonrió al concluir su homilía, acontecimiento rarísimo que hubiera sorprendido á todos, si la preocupación de aquellos momentos les hubiera permitido repararlo.
Y puesto que todos los periódicos del mundo habían hablado de la catástrofe, de la acusación, de los arrestos y del sumario, ¿no era para la religiosa un deber de conciencia enviar la carta a la justicia? Esta nada había recibido; por consiguiente, la carta no anunciaba el suicidio. Natural era, pues, considerar como singularmente empeorada la condición de los acusados.
Palabra del Dia
Otros Mirando