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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Se levantó, se vistió y se dirigió a la capilla entre su madre, que se había consolado por completo, y Guillermo, que estaba fuera de de alegría. Las mismas amigas que ahora la acompañan al cementerio, iban a su lado, y los que la veían pasar decían: «¡Mirad a Cornelia! está más pálida, pero no menos bellaEn efecto, su aspecto ofrecía un conjunto de nobleza, de gracia y de serenidad.

A unos 2 kilómetros de Küssnach, en direccion al lago de Zug, nos bajamos del coche para hacer una corta visita á una curiosa capilla, reedificada muchas veces, que conmemora un hecho decisivo de Guillermo Tell. Pequeñita y muy léjos de ser monumental, la capilla tiene cierta gracia rústica que invita al viajero á visitar el interior.

»Después he reflexionado mucho añadió Guillermo tras un buen silencio , y creo que el que se da la muerte frustra las intenciones de la Divinidad; y reflexionando sobre este gran número de relaciones que enlazan al hombre con todos los objetos terrestres, yo le he considerado como el centro de una multitud de armonías que nacen y perecen con él, de modo que no puede caer sin arrastrar toda una creación en su caída, y el último suspiro que exhala lleva el luto a toda la naturaleza.

Aunque el lector lo sienta como yo, es preciso abandonar Paris: siguiendo mi itinerario hemos visitado Bayona, Burdeos, y la gran ciudad: ahora, continuarémos nuestra corta expedicion por Francia y acto continuo nos trasladarémos á la patria de Guillermo Tell.

Pensaban ofrecerlo al kaiser Guillermo II, resignados á sufrir sus exigencias de aprovechado comerciante, cuando se presentó el príncipe Lubimoff.

Jaime Juan Vives, Examinador Sinodal, Calificador del Santo Oficio y Ordinario por el Ilustrísimo Sr. Arzobispo de Tarragona, Comendador de la Merced. El P. Fr. Guillermo Homar, Lector de Teología en Santo Domingo. El P. Jaime Custurer de la Compañía de JESUS, Lector de Filosofía en Montesión. A Melchor José Forteza, alias Menjús. El Reverendo P. Fr.

¿Guillermo? ¡Oh, si fuera ayer! ¿Y allá? Allá es el teatro de la Cruz. Cualquier cosa. A me toca el turno aquí. ¿Sabe usted lo que es tocar el turno? , respondo a mi compañero de paseo; a también me suele tocar el turno. Pues bien, subo al palco un rato. Acabado el teatro, si no es noche de sociedad, al café otra vez a disputar un poco de tiempo al sueño. Luego a ninguna parte.

Simoulin describió la salida del triste rebaño humano conducido á la esclavitud. Al frente iban él y el comandante. Y al pasar ante el jefe de aquellos bandidos, Pierrefonds y yo, estrechamente abrazados, deseando morir, le gritamos en pleno rostro: «¡Abajo Guillermo! ¡Mueran los verdugos

He aquí por qué sus padres desconocían un mal que con el tiempo no hacía más que crecer, y finalmente, cayó enferma víctima de una cruel enfermedad, y en los accesos de delirio pronunciaba con frecuencia el nombre de Guillermo. Cuando la fiebre comenzaba a calmarse y Cornelia recobraba el sentido, su madre se sentaba a su lado y la interrogaba de nuevo.

Á un hombre le pesa emplear dos varas de bronce con el fin de que su cautivo pudiera respirar de pié derecho, cuando la Providencia habia creado para aquel cautivo toda esa inmensidad que flota entre la Bastilla y las estrellas. Allí fuéron víctimas de la tenebrosa política de Luis XI, Guillermo de Llarancourt, obispo de Verdun, Jaime de Armagnac, duque de Nemours y el conde de Saint-Pol.

Palabra del Dia

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