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Estos dos hermanos lo eran de Francisco José Terongí y de Guillermo Tomás Terongí, que, ausentes fugitivos, fueron también relajados y quemados en estátua por relapsos, convictos y contumaces impenitentes.

Todos los años, en dia fijo, se dice allí una misa en conmemoracion de los hechos evocados; y se asegura que la capilla fué inaugurada por 114 individuos que conocieron en persona á Guillermo Tell. El motivo de la ereccion de ese monumento es una tradicion que recuerdo haber visto traducida en una estampa de colores, en cierto albergue de mi país, cuando tenia nueve años.

Y por si acaso nuestras razones parecieren poco fuertes, ó inspiradas tal vez por el sentimiento patrio, concluiremos apoyándolas en la autoridad de un crítico extranjero muy competente, del alemán Guillermo Lubke, que en su celebrado Ensayo sobre la historia del arte se expresa así: «Si el arte árabe se desarrolló en España con más perfección que en los otros países islamizados, se debe sin duda á las relaciones íntimas de moros y cristianos, en las cuales, éstos comunicaron á aquéllos algo de lo noble, amable y caballeresco que resplandece en todos los ramos de su civilización, ciencias, arte y poesía

Un pueblo añadió sólo puede aspirar á grandes destinos si es fundamentalmente germánico. Cuanto menos germánico sea, menor resultará su civilización. Nosotros representamos la aristocracia de la humanidad, «la sal de la tierra», como dijo nuestro Guillermo. Argensola escuchaba con asombro estas afirmaciones orgullosas. Todos los grandes pueblos habían pasado por la fiebre del imperialismo.

El tal Campistrón hace de todo, desde el primer papel de una tragedia heroica hasta el tirador de carabina que rompe huevos sobre la cabeza de su hijo, como Guillermo Tell; ó el exhibidor de perros sabios, ó el que rompe cadenas... Es un tipo asombroso. En provincias ha cantado de tenor de fuerza.

Parece que hubo de experimentar agitaciones tan violentas, que ni siquiera pudo darse cuenta de ellas; después no encontramos más que notas de poca importancia sobre sus relaciones con Guillermo, hasta la partida de aquél para el convento de Donnawert. Lo que vamos a transcribir aparece escrito por otra mano en el original.

»No obstante, no tenía por qué avergonzarse de su elección, porque Guillermo es un muchacho honrado, pero ella creía que sus padres no consentirían en que se casara con él, porque Guillermo era pobre.

Desde el impulso dado á la crítica por Lessing, extendiendo sus horizontes y no contentándose ya con las reglas y los antiguos modelos, se había sentido en Alemania afición extraordinaria al estudio de las literaturas extranjeras, como lo prueban los muchos escritos de autores distinguidos de esta época, entre los cuales, por su relación especial con nuestra literatura, sobresale en primer término Augusto Guillermo Schlegel.

Tenía éste consigo á los señores Guillermo Fenton, Oliver de Butrón, Burley, llamado el caballero andante de Escocia, Ricardo Causton y el conde de Angus, distinguidos todos ellos entre los primeros caballeros del ejército. Componían el resto de la fuerza sesenta hombres de armas veteranos y trescientos veinte arqueros.

Guillermo entonces, sin lanzar una queja ni derramar una lágrima, envolvió aquel cuerpo sin vida con su hábito negro, lo cargó sobre su espalda y lo llevó al monasterio. Detúvose en el atrio de la escalera, y después de haber depositado su triste carga en el suelo, convocó por medio de la campana a los religiosos del convento.