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Concluirémos indicando que el antimonio está con mas frecuencia indicado en los viejos que en otras edades, porque la vida está concentrada al interior en la vejez, y apenas conserva la escitacion necesaria al sistema nervioso ganglionar. Las secreciones de las glándulas están aumentadas á espensas de las de la piel: los viejos son naturalmente dispuestos á los flujos mucosos.

¿A las máscaras? No hay remedio, tengo un coche a la puerta. ¡A las máscaras! Iremos a algunas casas particulares, y concluiremos la noche en uno de los grandes bailes de subscripción. Que te diviertas; yo me voy a acostar. ¡Qué despropósito! No lo imagines; precisamente te traigo un dominó negro y una careta. ¡Adiós! Hasta mañana. ¿Adónde vas?

Pero dejadme que os cuente, sin interrumpirme, sin asombraros, oigáis lo que oigáis, y concluiremos más pronto. Y me alegraré, porque no me acuerdo de haber estado en circunstancias tan apremiantes en toda mi vida. Pues al asunto.

Allí se encontraba la joven en plena actividad, yendo y viniendo de un lado a otro, probando las salsas con cierto airecillo de suficiencia, saboreando el caldo, aprobándolo o censurándolo todo. Otro poco de sal, otro de esto, otro de aquello decía la joven . Lesselé, ¿cuándo acabará usted de desplumar ese gallo? A ese paso no concluiremos nunca.

Y por si acaso nuestras razones parecieren poco fuertes, ó inspiradas tal vez por el sentimiento patrio, concluiremos apoyándolas en la autoridad de un crítico extranjero muy competente, del alemán Guillermo Lubke, que en su celebrado Ensayo sobre la historia del arte se expresa así: «Si el arte árabe se desarrolló en España con más perfección que en los otros países islamizados, se debe sin duda á las relaciones íntimas de moros y cristianos, en las cuales, éstos comunicaron á aquéllos algo de lo noble, amable y caballeresco que resplandece en todos los ramos de su civilización, ciencias, arte y poesía

Pepita se asusta y se escandaliza de esta improvisada fortuna, pero yo le digo que no sea tonta: si su hermano es y había de ser de todos modos un pillete, ¿no es mejor que lo sea con buena estrella? Así pudiéramos seguir extractando si no temiésemos fatigar a los lectores. Concluiremos, pues, copiando un poco de una de las últimas cartas.

¿No está usted fatigada, señorita? No, no; adelante. Pronto concluiremos; faltan solamente tres cargas. Aunque no quería confesarlo, se hallaba horriblemente fatigada. Sus hermosos brazos, que se trasparentaban dentro de la bata sutil que los cubría, se iban moviendo cada vez con menos soltura: tenía la boca entreabierta y respiraba aceleradamente.

Concluiremos consagrando un recuerdo á uno de los principales héroes de este capítulo. Nuestro amigo don Pablo Bragas murió en Ateca á los noventa y un años de edad, de calenturas gástricas, debidas al doble efecto de un hartazgo de salpicón y de un constipado que cogió examinando la conjunción de Arcturus con Marte en una noche de Enero.

Nosotros, para tales casos, si en ellos nos encontrásemos, reclamaríamos siempre toda indulgencia, y no concluiremos este artículo sin recordar a las hermosas que cada una de ellas no tiene más que un álbum que dar a llenar, y que cada poeta suele tener a la vez varios a que contribuir.

Concluirémos estas consideraciones, esponiendo el carácter de la accion de la cicuta sobre el sistema nervioso ganglionar y sobre la vida vegetativa.