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Actualizado: 3 de julio de 2025
Conforme estaba convenido Dougall ha debido ir á la lancha de la administración como si nada supiera. Seguramente ha sido detenido por el vigilante que me acompañaba. ¿Era el sargento grueso? ¡No! Aquel no venía á perseguirnos, y me alegro. Era un buen hombre y no hubiera querido hacerle mal.
Pero toda idea de reconciliación había desaparecido de la mente del doncel, que acudió rápido en auxilio de la joven y enarbolando su grueso bastón gritó: ¡Á mí podréis decirme lo que queráis, pero hermano ó no, juro por la salvación de mi alma que os mato como un perro si no respetáis á esta dama! ¡Soltad, ú os parto el brazo!
Durante muchísimos años, don Fermín desempeñó el cargo de secretario del Ayuntamiento de Urbia, hasta que se retiró, cuando su hija se casó con un labrador de buena posición. El señor don Fermín Soraberri era un hombre alto, grueso, pesado, con los párpados edematosos y la cara hinchada. Solía llevar una gorrita con dos cintas colgantes por detrás, una esclavina azul y zapatillas.
No, esas flechas no; una de aquellas, tres plumas por banda y punta estrecha y larga. Esas son las que á mí me gustan, marrullero, dijo Simón. ¿Estáis pronto? preguntó el ballestero, poniendo cuidadosamente en su arma un grueso dardo.
No me he de morir yo de esa enfermedad dijo Momo, soltando una carcajada de grueso calibre. Mira, hijo prosiguió la tía María , yo no me fío mucho del correo, por más que digan que es seguro.
Por otro lado, la sólida casa del pescador, y aun del hombre de la clase media, suele ser baja y húmeda, incómoda, inconveniente para ciertas disposiciones. Muchas veces no sólo carece de doble y grueso techo, sino que tiene un sencillo envigado por donde penetra y sube á las habitaciones superiores el aire frío de los bajos.
Lleva el pelo, que es muy rubio, partido, con la raya a un lado; muchas alhajas, y, según la moda del tiempo, un grueso cordón de pasamanería de oro que arranca en el brazo derecho y termina en el costado izquierdo. En la mano derecha tiene un enorme lienzo de puntas y en la izquierda una rosa.
Observé entonces a aquel hombre, el mismo que tanto figuró después en la camarilla del rey, durante la segunda época constitucional, y puedo decir que era grueso, de cara redonda, coloradota y reluciente, mirar provocativo, hablar chillón y ademanes desembarazados y casi siempre descompuestos.
Opinión respetable y compartida hoy aún por un reducido número de senadores. Se colocaba modestamente a sí mismo en uno de los primeros puestos del estado llano, no sin sustentar ciertas pretensiones secretas de formar con la nobleza. Sentía un profundo desprecio hacia el grueso de la nación francesa, ese hacinamiento de obreros y campesinos que recibe el nombre de pueblo, o de vil plebe.
Esto me da pena, porque tengo mucho amor propio, y lo siento además por mi padre. También él, se lo aseguro a usted, es demasiado joven para mí. Físicamente tiene el aspecto bastante aviejado; es grueso, algo cargado de espalda, muy calvo y tiene un cerquillo de cabello blanco que le hace parecer un fraile, mucho más, con una especie de solideo redondo que usa por casa y que completa el parecido.
Palabra del Dia
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