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Actualizado: 10 de mayo de 2025


La fuente de los placeres terrenos y groseros estaba para él cegada, y en cambio, ella, en su alma, sentía brotar y correr hacia el amado un raudal de abnegación y dulzura. Aquello era la purificación de toda torpeza, la clara visión interna del amor: amar sin ver el objeto de la pasión, algo semejante a la fe que adora lo que acaso no existe.

Celinina iba con ellos, y como por primera vez andaba en aquellas altitudes, se atolondraba un poco. «Ven acá le dijo uno, dame la mano y volarás más derecha.... Pero ¿qué llevas ahí? Esto repuso Celinina oprimiendo contra su pecho dos groseros animales de barro. Son pa , pa . Mira, chiquilla, tira esos muñecos. Bien se conoce que sales ahora de la tierra.

Las viviendas, en aquella segunda capa, eran más estrechas y miserables que en la primera; el revoco se caía a pedazos, y los rasguños trazados con un clavo en las paredes parecían hechos con más saña, los versos escritos con lápiz en algunas puertas más necios y groseros, las maderas más despintadas y roñosas, el aire más viciado, el vaho que salía por puertas y ventanas más espeso y repugnante.

Los que por el estudio se habían emancipado del error y las supersticiones, comprendieron que la ciencia, el trabajo y la unión fraternal podían sólo aumentar el poder de la humanidad y hacerla triunfar definitivamente de la influencia del pasado; pero los soldados groseros, héroes contra el buen sentido, iban buscando en el pasado legendario esa gran era de renovación que se abría precisamente por las conquistas de la observación y la negación del milagro; tenían necesidad de un símbolo material para creer en el progreso, y este símbolo era el de la fuente, en donde los miembros del anciano recobraran la fuerza y la belleza.

Una mujer casada, después de sufrir de su esposo malos y groseros tratamientos, se ve acometida de los dolores del parto en el desierto, al pie de una cruz, invocando el auxilio de esa misma cruz en hora tan angustiosa para ella. Los gemelos, que da á luz, llevan impreso en el pecho el signo de la gracia, bajo la forma de una cruz roja.

Y como oyese en cierta ocasión, en boca de algunos compañeros de armas, groseros chistes en ofensa de su señora, no pudo contenerse y se decidió a castigarlos de palabras y aun de obras. Por dicha, Nuño acudió a tiempo y pudo evitar la inminente lucha, calmando los ánimos, restableciendo la paz y procurando que no se divulgase lo que había ocurrido.

Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías.

A los ojos del poeta, el monje desagradable habria sido la personificacion del instituto; y en castigo del mal recibimiento, hubiera sido condenado este género de vida, y acusado de abatir el espíritu, estrechar el corazon, apartar del trato de los hombres, formar modales ásperos y groseros, y acarrear innumerables males sin producir ningun bien.

¿Dónde os metéis, condenados? preguntaba la hermana al día siguiente . ¿Qué diversión es esa que os hace tan groseros? Mujer, son cosas de hombres. Mientras vosotras bailáis, nosotros nos dedicamos a ocupaciones más serias. Serias, ; tan serias eran, que Rafaelito tenía frita a la mamá según propia expresión , pidiéndola cinco duros al día siguiente de los bailes.

En un drama de Antonio Enríquez Gómez, titulado Engañar para reinar, se desenvuelve la máxima de que, para la consecución del poder, son lícitas las intrigas y engaños más groseros, pareciendo deducirse la consecuencia peligrosa de que, para la satisfacción de las pasiones, no ya sólo del amor, sino también de los celos y de la venganza, todos los medios son buenos; pero en cuanto al amor, es preciso confesar que, por lo común, se considera como un afecto ferviente, no como un capricho frívolo.

Palabra del Dia

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