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Actualizado: 14 de junio de 2025


La hermosura del país, con cuyos accidentes se sentía unida por una especie de parentesco, la escasa felicidad que había gustado en él, la miseria misma, el recuerdo de su amito y de las gratas horas de paseo por el bosque y hacia la fuente de Saldeoro, los sentimientos de admiración o de simpatía, de amor o de gratitud que habían florecido en su alma en presencia de aquellas mismas flores, de aquellas mismas nubes, de aquellos árboles frondosos, de aquellas peñas rojas, y como asociados a la belleza, al desarrollo, a la marcha y a la constancia de aquellas mismas partes de la Naturaleza, eran otras tantas raíces morales, cuya violenta tirantez, al ser arrancadas, producíala vivísimo dolor.

Pues esto deseaba él para los enemigos de la vida, para los que maldecían como pecados las más gratas dulzuras de la existencia; para los que adoraban la castidad antipática de la virgen sobre la soberana fecundidad de la madre; y ensalzaban la pereza contemplativa, considerando el trabajo como un castigo; y hacían la apología de la vagancia y la miseria convirtiéndolas en el estado perfecto; y tenían el hambre como signo de santidad y apartaban á las gentes de las felicidades positivas de la tierra, haciéndolas dirigir las miradas á un cielo mentido; y anatematizaban el amor carnal como obra del demonio.

Una de aquellas noches de los dúos forzosamente castos, con reservas mentales, abrió ella la puerta, pasó él, y sentados en el sofá lo más cerca que permitían el pudor y el respeto, comenzaron la cantata mil y tantos diciéndose esas eternas frases juntamente dulzonas, picarescas, inocentes, maliciosas, arteras, ingenuas, sinceras y mentidas, muchas veces estúpidas, pero siempre gratas, con que se entretienen y engañan los amantes mientras se prepara la catástrofe del drama a que la Providencia les tiene predestinados.

Y yo venía triste, recordando las Navidades pasadas en mi infancia y en mi juventud, y sintiéndome desgraciado por verme en estas montañas solo con mis recuerdos! ¿Qué valen aquellas fiestas de mi niñez, sólo gratas por la alegría tradicional y por la presencia de la familia? ¿Qué valen los profanos regocijos de la gran ciudad, que no dejan en el espíritu sino una pasajera impresión de placer? ¿Qué vale todo eso en comparación de la inmensa dicha de encontrar la virtud cristiana, la buena, la santa, la modesta, la práctica, la fecunda en beneficios?

Luego prorrumpió en alabanzas, elevando el vaso de un modo solemne. Ofrecía su libación á Eros, el más bueno de los dioses. Y Ferragut, que siempre había sentido cierto pavor ante las infernales y gratas mixturas de su cocinero, apuró de un trago su vaso, para unirse á la invocación. Todo quedó concertado entre los dos. Ella daba las órdenes.

En tanto el lánguido Frasquito y la esmirriada Obdulia platicaban gozosos de cosas gratas, harto distantes de la triste realidad.

En vano su aya o acompañante, aleccionada por Manuel, intentó que principiase a buscar casa, tomar criados, comprar ropas de cama y mesa y encargarse trajes. Felisa no hizo nada; en vez de entregarse a las ocupaciones gratas para cuantas se casan a su gusto, persistió en su inacción: antes parecía amante abandonada que novia dichosa.

Difícilmente se hallara en la historia tan elocuente prueba de que el arte dignifica lo que toca, y hasta con la fealdad rayana en lo repugnante, causa impresiones gratas, como esta serie de mamarrachos despreciables eternizados por el genio de un hombre.

No han tenido tiempo a depositarse los sedimentos y no es fácil sumergir en esta época importante de mi vida la mirada y distinguir lo que debe tomarse y dejarse para hacer comprensivas y gratas estas confidencias. Pero, en cambio, palpitará en ellas la verdad, y a su mágico influjo tal vez se disipen y se borren las infinitas manchas que mi pluma habrá dejado caer.

Esos amores habían muerto, totalmente, pero no por eso les negaba la fuerza que habían ejercido sobre él, ni tampoco le parecía que ahora desaparecieran ante esa ley natural que hace que los recuerdos tengan vida más débil e importen menos cuanto más gratas sean las impresiones actuales: la nueva aparición triunfaba enteramente por su propia virtud, desterraba todos los fantasmas o imágenes de lo pasado con la pureza de su luz.

Palabra del Dia

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