Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
En el centro había una plazoleta rodeada de cañas de la India y dentro una glorieta con enredadera de madreselva y pasionaria. En el fondo y en uno de los ángulos, adosada al alto muro que lo cercaba, estaba la casita del jardinero.
Se citaron para el anochecer del día siguiente en el «Ventorro de las Latas», y al caer la tarde reuniéronse en la glorieta de los Cuatro Caminos el señor Manolo y Maltrana.
Feli vivía en dulce somnolencia, absorta por su felicidad, algo asombrada de que el mundo guardase ocultas tantas delicias. Todo le parecía bueno; se abandonaba con sublime impudor; sentíase capaz de caer en los brazos de Isidro en plena glorieta de los Cuatro Caminos con el mismo arrobamiento que si estuvieran en despoblado.
Pues claro... con vestidos de cierto color.... Frígilis encogió los hombros. Pero mis semillas, mis semillas ¿quién me las ha echado a rodar? El gato, ¿qué duda tiene? el gatito pequeño, el moreno, el mismo que habrá llevado el guante a la glorieta... ¡es lo más urraca!... En la pajarera de Quintanar cantó un jilguero.
Ya ves, Leto le decía muy regocijado su padre, y por lo bajo para que no se enteraran de la conversación las gentes que volvían de la Glorieta , cómo el león no es tan fiero como le pintan. Muchas veces nos alucinamos... eso es... nos ofuscamos, por ver y juzgar de lejos las cosas. Y a ti, ¡caray! te ha pasado mucho de eso.
A Teruel fáltanle paseos, aunque con este nombre existen el llamado Obalo, sin duda por su figura, y el de la Glorieta, que ahora nada tiene de esto, pero sin embargo, es un regular sitio en algunas épocas del invierno: sirven de paseos las afueras de la ciudad y cruceros de la vega que si bien no merecen este nombre por faltarles flores y arbolado, pueden suplirlos: en cuanto a las afueras, la mejor es la carretera de Zaragoza, por cuyo punto la entrada en Teruel es amena y agradable, dominándose desde ella toda la vega.
Aquella misma tarde se encontró Leto con las Escribanas yendo él hacia la botica y ellas hacia la Glorieta. Nada tenía esto de particular; pero sí lo tuvo el que al pasar Leto codo con codo con la Escribana mayor, dijo ésta en voz airada volviendo la cara hacia él, que había saludado muy cortésmente: ¡Escandaloso!
Por de pronto, vuelta hacia abajo, porque no hay necesidad de que los badulaques de la Glorieta me atisben; y vamos poco a poco poniendo el caso a su verdadera luz, como si le ventilara ante un tribunal de maliciosos que dieran a este acto mío una significación a su gusto.
Se veía con la imaginación vistiendo el trajecito escocés de su niñez, cuando su madre, con tocas de viuda, le llevaba a la Glorieta a que jugase con las niñas, pues su timidez y debilidad no le permitían alternar con los revoltosos muchachos. ¡Cuan hermosa estaba con sus negras tocas!
Ya vuelve don Melchor dijo Baldomero, divisándolo a la distancia, desde la glorieta del jardín, hasta la que a duras penas se habían trasladado los «doloridos». ¿Dónde?... Allá... ¿ven?... derechito a la punta de aquel potrero... Yo no veo nada. ¡Pero, don Ricardo!... mire de aquí... por entre los dos «ombuses» aquellos... Y eso que se ve, ¿es Melchor?
Palabra del Dia
Otros Mirando