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Actualizado: 4 de junio de 2025
Entonces creyó percibir que él hasta muy tarde, hasta ya viejo, había empleado y gastado la vida en ganarse la vida y había carecido, acaso por dicha, de desahogo y de vagar para fingirse primores ideales y ponérselos ante los ojos del alma, como atractivo de su deseo.
Esta, desvanecida por su humildad, le obligó á declarar que se arrepentía de cuantas guasas había gastado respecto á los oráculos y que sólo de ella esperaba su salvación. Hecho esto, fué á su cofre y sacó dos velas de cera verdes y un mantón negro, con el cual tapó la mesa. Cerró luego la ventana y encendió las velas. Abrió el cajón de la consola y sacó una baraja.
7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido la Casa de Dios, y además habían gastado en los ídolos todas las cosas consagradas para la Casa del SE
Sólo disponía de lo preciso para comprar una entrada en aquel cinema desconocido de Grenelle. No le quedaba dinero para tomar un billete del Metro. Todo lo había gastado en sus ruidosas aventuras de la tarde. Tendría que ir á pie; y era tan lejos.... ¡tan lejos! Un mal pensamiento contrajo su frente. ¡Si pidiese limosna!... Hoy es un día de regocijo general.
Y dime ahora: ¿qué has hecho de los dos mil duros que a ti y a tu hermano os dejó D. Santiago Quijano? Ya los has gastado en el pleito, en vestidos, en la educación de Mariano, y.... confiésalo, que si es un misterio para todo el mundo, no lo es para quien te habla en este momento... No lo ocultes, pues no hay para qué. Más de la mitad de aquel dinero te lo ha distraído Joaquín Pez».
Porque él ha malbaratado las rentas pingües del puerto de Buenos Aires y gastado en quince años cuarenta millones de pesos fuertes que ha producido, en llevar adelante sus locuras, sus crímenes y sus venganzas horribles, el puerto será declarado propiedad nacional, para que sus rentas sean consagradas a promover el bien en toda la República, que tiene derecho a ese cuerpo de que es tributaria.
Fué a su cama, le sacudió y le dijo: Príncipe, despierta, yo soy tu esposa. He gastado los zapatos de hierro según me has pedido. Ahora te he encontrado; pero si no me reconoces te casarán con otra. 175 Pero él no despertó y al día siguiente la sacaron de allí y ella se fue otra vez al jardín. Sacó su peine de oro y se peinó.
Era un soborno piadoso en el que había gastado el corto caudal que heredara de sus padres y que se llevaba también la mayor parte de su paga. Había logrado el arrepentimiento de varias pecadoras, a las cuales solía llevar a cierto asilo o convento establecido para ellas en Valladolid, sufragando él, por supuesto, los gastos de viaje, instalación, etc.
Alargó y estiró sus miembros cascados y volvió a hundir en las almohadas su rostro gastado y amarillento, salpicado de ásperos vellos blancos, cual un viejo granito por el musgo de Islandia. Pero la costumbre, esa ama imperiosa que, durante tantos años, fuera indispensable o no, lo había sacado de su cama antes del amanecer, no le permitió descansar ni aun entonces.
Por no cansar a V. Md., vengo a decir que cobré y embolsé mi dinero, el cual mi tío no había bebido ni gastado, que fue harto para ser hombre de tan poca razón, porque pensaba que yo me graduaría con este, y que estudiando, podría ser cardenal, que como estaba en su mano hacerlos, no lo tenía por dificultoso.
Palabra del Dia
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