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Actualizado: 24 de junio de 2025
El mercader amante, La fuerza del interés, La muerte sin esperanza, El gran patriarca D. Juan de Ribera, por Gaspar Aguilar. Según dice el Teatro de Valencia, de Luis Lamarca, en el año de 1590 se fundó en Valencia una Academia, que, entre otros objetos, se proponía el fomento de la música, del baile y del arte escénico.
La opulencia de la mina y la generosidad de Salcedo y de su hermano don Gaspar atrajeron, en breve, gran número de aventureros a Laycacota. Oigamos a un historiador: «Había allí plata pura y metales, cuyo beneficio dejaba tantos marcos como pesaba el cajón. En ciertos días se sacaron centenares de miles de pesos».
Los gallos no han cantado todavía. No lejos de la Plaza Mayor, en el huertecillo de humilde vivienda, una mujer, cuya blanca vestidura parece relucir en la sombra, va y viene por los senderos cual inquieto fantasma. Es Rosa, la hija menor de Gaspar Flores y María de Oliva.
Gastábase en esto mi padre, llevado del entrañable amor que me tenía, la mejor parte de su hacienda; y aunque por ser yo muchacha, y no mal parecida, y en las apariencias rica, me galanteaba gran número de jóvenes y hermosos caballeros, no se me iba a mí de la memoria aquel pobre Gaspar que por mí a las Indias se había ido, y por mí sin duda había muerto; y aparecíaseme con mucha más frecuencia en sueños, y más melancólico, y a cada aparición con más semejanza de un alma en pena.
Además, por encargo suyo, vigilaba el joven la impresión y corregía las pruebas. ¡El senador tenía tantas ocupaciones!... Cada vez que Isidro le presentaba un pliego impreso, don Gaspar examinábalo minuciosamente, dando bufidos de satisfacción ante las páginas que presentaban gran cimiento de notas. Las que aparecían con el texto solo, provocaban en él un mohín de disgusto.
Gaspar Lefèvre, viendo a su madre y a Luisa inmóviles y con los dientes apretados, dijo a Marcos que si ellas no volvían en sí se levantaría la tapa de los sesos con su fusil. Marcos respondió que cada cual era libre de hacer lo que quisiera; pero que, por su parte, no estaba dispuesto a darse un tiro por Hexe-Baizel.
Declaración de D. Gaspar de Fuensalida en la misma información Instancia del Contador de Palacio sobre reclamaciones de Velázquez Carta escrita por Velázquez en Valladolid al volver de la jornada a la frontera de Francia Partidas de defunción de Velázquez y de Doña Juana de Pacheco, su mujer Memoria de lo que se encontró en el cuarto del Príncipe por muerte de Velázquez
¡Sentémonos!... ¡Bebamos! exclamó el doctor Lorquin ; ésta es la corona de la fiesta. ¡Ah, querido Gaspar, cuán contento estoy de verte sano y salvo! decía Hullin . ¡Eh!, ¡eh!, sin que esto sea adularte; más me agrada verte así que cuando tenías la cara redonda y colorada. ¡Ahora estás hecho un hombre, pardiez!
¿Y sabéis si, por ventura, ese Gaspar tomó bandera en Sevilla para los tercios de Méjico? De Méjico nos escribía, respondió Margarita; pero él nunca nos dijo en sus cartas hubiese entrado en la milicia; y si entró callolo, sin duda por no dar pesadumbre a sus padres.
¡Disgustado! ¡Disgustado contigo, Luisa mía! ¡Oh, no!, ¡no! dijo Gaspar . Pero verte tan apenada me destroza el alma... ¡Ah!, pero si tienes un poco de ánimo..., entonces me iré contento. Pues, sí, lo tengo... Dame un beso... ¿Lo ves? Ya no soy la misma, ¡quiero ser como mamá! Los dos jóvenes se dieron los abrazos de despedida con serenidad.
Palabra del Dia
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