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Actualizado: 3 de junio de 2025
Otros dos salvajes, que se distinguían por sus desaforados gritos y que iban delante de los demás, animándolos, cayeron a unos cuatrocientos pasos de nuestros jóvenes. La muerte de aquellos dos hombres, uno de los cuales era brujo o sacerdote, pareció excitar la furia de los salvajes.
También yo he visitado hace poco nuestra villa y se me han caído las alas del corazón al verme forastero en mi pueblo natal. A mí me perseguían de noche no sé qué sombras que salían de aquel negro caserío. Todos los perros del pueblo me ladraban ¡mil rábanos! con furia horripilante. También a mí.
Nicephoro Autor Griego, como de la parte ofendida, cuenta largamente los excesos de aquella milicia, y muchos más Jorge Pachimerio, que dando lugar á su pasion, muerte con mayor malignidad; Pero Montaner niega que los Catalanes se mostrasen implacables y crueles con los Griegos; antes dice que les ayudaban y socorrian, porque con la furia de los Turcos, los fieles de las Provincias de la Asia, huyendo de tan cruel servidumbre, se recogian á Constantinopla, y perecian en los muladares de hambre y de miseria, sin que á los Griegos les moviese á lástima la desdicha de los que tenian por compañeros y amigos; y que los Catalanes con mucha liberalidad y largueza socorrian á muchos que padecían en este comun trabajo.
No hubo tiempo para que el Conde hablase a Elisa, cuyos caballos, apartado el Conde que les estorbaba el paso, arrancaron con furia, a pesar del brío con que los retenía el cochero. Elisa tuvo tiempo, no obstante, para mirar, para examinar a ambas mujeres. Al punto adivinó quiénes eran. Cruel fué el resultado de su examen.
Las conteras de los bastones, golpeando con furia el sucio entarimado, remataban las víctimas que iban cayendo de la mesa, expirantes.
No importa lo que en el mar sucediese, él siempre era el culpado: alumbrando la tormenta, solía arrancar alguna víctima de sus brazos, y no obstante él tenía la culpa de la furia de los elementos. Así es cómo la ignorancia acostumbra á tratar al genio, acusándole de los males que descubre. Me acuso en este sitio de haberle tratado yo mismo con injusticia.
Y cuando él vio que el pobre caballero llegaba cerca, sin ponerse con él en razones, a todo correr de Rocinante le enristró con el lanzón bajo, llevando intención de pasarle de parte a parte; mas cuando a él llegaba, sin detener la furia de su carrera, le dijo: ¡Defiéndete, cautiva criatura, o entriégame de tu voluntad lo que con tanta razón se me debe!
En esto comenzó la gente á enfermar y morir á más furia quel mes pasado, y los de la ciudad, desdeñados del estrago que se les había hecho y hacía en la campaña, no querían acoger los enfermos, y ansí murieron muy muchos por dejados, como los dejaban á la marina al agua y sereno.
Que se vaya Pepe, ya que tiene otros compromisos. Ramoncito iba a decir que sí con todas las veras de su alma; mas por encima de la cabeza de la niña, Castro principió a hacerle signos negativos, con tanta furia, que el pobre dijo con voz apagada: No ... yo tampoco puedo.... ¿Por qué, Ramón? ...Porque ... tengo que hacer. Pues lo siento.
Un hombre como él debía empezar por eso. ¿Has observado tú continuó seriamente, que hay dos categorías de hombres que tienen furia por casarse pronto aunque su posición los coloque en la imposibilidad de vivir cerca de las mujeres o de mantenerlas? Te hablo de los marinos y de los que no tienen un céntimo. ¿Y la señora de Agustín? Su mujer no se llama la señora de Agustín y vive en el campo.
Palabra del Dia
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