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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Después de pasar por delante de los hornos, cuyo calor obligole a apretar el paso, el doctor vio un edificio tan negro y ahumado como todos los demás. Verlo y sentir los gratos sonidos de un piano teclado con verdadero frenesí musical, fue todo uno. Música tenemos. Conozco las manos de mi cuñada. Es la señorita Sofía, que toca afirmó María.
Abrióla con frenesí, rasgando el papel, y leyó lo que sigue, trazado con lápiz, apresuradamente: «No puedo pintar mi martirio desde que este alcornoque de los Cuatro Vientos ha venido de Extremadura, con la pretensión de casarse conmigo. Mamá es partidaria de esta solución, como tu dices; pero yo me mantengo y me mantendré siempre en la más resuelta oposición.
Hasta ha habido instantes de obcecación, en que la he culpado, en que la he tildado de inconsecuente, de falsa, de perjura, de infiel.... ¡Cielos santos! ¡Qué frenesí fue el mío! Ella no me prometió nada; ella no se ligó conmigo por lazo alguno. Ella me amaba antes como ahora me ama. No, no ha habido mudanza en ella.
Besándole con frenesí, le conjuró por todos los santos del cielo, que se calmara: ella iba a registrar los cuatro rincones de la tierra y le traería la suma suficiente para pagar su deuda. ¿A cuánto alcanzaba? para saber, porque era necesario saber... ¿eran mil, dos mil, tres mil nacionales?
Entró en la sala que también estaba a oscuras, penetró en el gabinete de su tía, que a la misma boca de lobo se igualara en lo tenebroso, y allí se le redobló la facundia, y la energía de sus declamaciones rayaba en frenesí.
D. Félix se detuvo repentinamente delante de él y tomándole por la solapa y sacudiéndole le gritó con frenesí: ¿Sabe usted lo que le digo?... ¡Que antes que un hidepu.. de esos ponga un pie en Cerezangos le meto quince balas de plomo en la cabeza! Si algún cetáceo supo alguna vez lo que era el miedo, fué D. Casiano en aquella ocasión. Los hidalgos. Aunque se sentó á la mesa no pudo comer.
Le arrojó los dos brazos alrededor del cuello, no suavemente como otras veces y diciéndole: «Buenos días, hermano», sino con frenesí.
Mira, Híala, ya en mí es un deseo, un delirio, un frenesí el más extremado lo que en tu corazón acaso no será sino un antojo pasajero. Pero ¿perderé mis Estados? ¿Dejaré de llevar a cabo mi venganza? Para mí la venganza es la miel de la vida, y el ponerte al lado de este ídolo y sagrario de mi corazón es el mayor encarecimento de la pasión mía.
Un hombre delgado reemplaza al fanático y lo sucede con la misma intemperancia, intransigencia, procacidad vulgar: es el obispo de Angers. Las izquierdas ríen a carcajadas, el centro sonríe, la derecha protesta, aplaude con frenesí.
El día se pasó más pronto de lo que hubieran creído; pero la velada, largamente prolongada, tanto temían uno y otro no dormir, les pareció interminable. Por la mañana, estaban de pie al despuntar la aurora. La impaciencia de Mauricio rayaba en el frenesí. Se paseaba á lo largo del estudio como una fiera en la jaula.
Palabra del Dia
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