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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Como no pocas mujeres aventureras y de vida muy rota, estaba llena de extravagantes supersticiones. Creía amar y amaba con frenesí a D. Jacinto y aspiraba a ser amada de él por cualquier medio. Su amor adquiría a veces la condición del odio y a veces tomaba el aspecto de la abnegación y del sacrificio.

Y al ver que se acercaban entre sombras, les preguntó: ¿Sois vosotros? ; nosotros somos. ¿No tenéis nada? No. La voz del cazador, que era sorda al principio, ahora temblaba, y quedamente añadió: ¡Nos hallamos otra vez los tres reunidos! Y el cazador, del que no podía decirse que era nada cariñoso, besó a sus hijos con frenesí, lo cual sorprendió a éstos sobremanera.

Apenas tenía yo más amigos que el Barón; y yo no desconocía, por más que estimase su fidelidad perruna y su devoción hacia , cuánto había de cómico en todo ello. Las ganas de morir asediaron mi espíritu con la contemplación de tales miserias. Para distraer mis penas, para aturdirme, me lancé entonces al mundo con mayor ímpetu y frenesí que nunca.

Repicaban las campanas con frenesí creciente. Estallaban multitud de cohetes, que impregnaban el aire con el humo de la pólvora. Y las olas estallaban también suavemente en los peñascos que casi rodean por completo la iglesia de la villa. En aquel concierto gozoso de una naturaleza que sonríe pocas veces, sólo se oía la nota áspera de bajo profundo que entonaba el marido de la Pepaina.

Sus labios parecían sorber la fluida claridad que bajaba del cielo. Ramiro se sintió como enloquecido ante aquella aparición. Todo su ser no fue sino un brusco frenesí, una llama que se estira para devorar el velo cercano. Era Beatriz la que estaba ante él, su Beatriz, su señora, divinizada por la magia de la noche y del silencio.

Entonces la labradora, cuya nariz aguileña se había encorvado hasta tocar los labios, a causa de la indignación que le producía ver cómo Hullin tomaba a broma su sueño, levantó la cabeza, y los grandes surcos de sus mejillas desaparecieron. Catalina cogió la carta, miró el lacre rojo y dijo a la joven: Dame un beso, Luisa; son buenas noticias. Luisa abrazó y besó a la anciana con frenesí.

La sesion comienza tal vez con felices auspicios, pero de repente toma un sesgo peligroso; los ánimos se conmueven, la mente se ofusca, la exaltacion sube de punto, llega á rayar en frenesí; y una reunion de hombres que por separado habrian sido razonables, se convierten en una turba de insensatos y delirantes.

Disgustose de la práctica de la escultura. Después de ver las obras maestras, la estatuaria de sus compañeros le parecía tan afectada, tan pobre, tan ridícula, que por no parecerse a uno de ellos, halló mejor abandonar enteramente los palillos y el cincel. Comenzó a pasar horas y horas en el café y se aficionó con frenesí a la música.

Y es de notar que las madres, que han menester mayor grado de este amor y ternura, lo tienen llevado hasta los limites del frenesí, habiéndolas pertrechado el Criador contra el cansancio que pudieran producirles los primeros cuidados de la infancia.

El viejo no puede gozar; y cree que en el goce no están las condiciones morales y elevadas de la vida; cree que es un sueño, una decepcion, un frenesí: aquí el censor perpétuo de la juventud. El egoismo es el carácter más universal y más profundo de la vejez, porque se refiere á objetos que tocan más inmediatamente su existencia.

Palabra del Dia

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