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Actualizado: 9 de julio de 2025


Pero a no me sirven de gran cosa tus cristales... ¡Qué! ¿Eres daltónico? Tal vez... ¡, hombre! y ... ¡los dos! ¡Al fin encontré la fórmula de mi diagnóstico!... ¡Daltonismo moral!... exclamó Melchor, riendo con toda su risa franca y contagiosa. ¿Y usted considera, señor médico le preguntó Lorenzo, en tono por excepción solemne y bromista al par que nuestro «mal» sea curable?

Es decir, de una manera rotunda, decidida, nerviosa, fuerte, retumbante. Quien llama así en una casa debe tener derecho para entrar ó fuerza, lo que no es lo mismo, ó las dos cosas á la vez. Hemos dicho que le abrieron; ahora debemos decir que, apenas encontró franca la puerta, el bufón se lanzó sobre el criado que le había abierto, que era un escudero viejo.

Las dos estaban sentadas en el cuarto interior, y no decían cosa ninguna, ni la criada contaba aquellos cuentos de las ninfas y el dragoncillo, que había aprendido en su pueblo, ni la huérfana se reía con la franca expansión y natural sencillez de su carácter.

Quevedo, cuanto de prisa se lo permitieron sus mal configurados pies, corrió al vano cubierto antes por la reja, y la encontró franca. Como había previsto Quevedo, la pólvora había hecho volar la reja. Y sin pararse á meditar si la altura era ó no tal que pudiese arrojarse á tierra un hombre sin peligro, Quevedo se dejó caer.

Que don Carlos había padecido mucho en su juventud no cabía duda; él mismo contaba que se vió obligado a trabajar al lado de personas extrañas que le trataron mal; que más tarde tuvo un jefe que le estimó y le impartió franca protección, hasta que le fué dado ponerse al frente de sus propios negocios.

Un hombre corpulento, de unos cincuenta y cinco años, robusto y rosado, lleno de salud y de vida, con una fisonomía admirablemente honrada, una risa franca y llena de benevolencia, una mirada cordial, y una conversacion en que se confundia la sencillez del lenguaje con el aticísmo del estilo y la solidez de las observaciones.

Vióle con efecto en Pamplona, y le dejó camino de Tunja, á donde se dirigia para dar cuenta de su conducta al gobierno general, con ánimo tranquilo y lleno como siempre de su franca lealtad y de su nunca abatido entusiasmo.

Era un joven alto, vestido acaso con elegancia demasiado cuidada, según el juego perfecto que hacían la ancha corbata azul oscuro, la camisa finamente rayada de azul claro, el rosado rostro lleno de salud y los vivos ojos grises. La mirada de estos ojos era franca y tenía cierta protectora bondad cuando reía. Toda su persona demostraba cortesanía y dicha de vivir.

Y este Juan dijo Magdalena con su risa de antes y saliendo del todo a la claridad del fuego, este Juan, señores, les maravillaría de ver cuánto sabe; a veces, le leo todas aquellas cosas de la pared, y a menudo le traigo flores y las contempla con tanta naturalidad como si leyera algo en su interior. ¡Bendito sea Dios! dijo Magdalena con su franca risa, todo aquel lado de la casa le he leído este invierno. ¡Si supiesen lo que le entusiasma a Juan la lectura!

Se hundían en él los jinetes, asaetados por todas partes, y los almogávares degollaron á la flor de la caballería franca, condes, marqueses y barones, siendo de los primeros en caer Gautier de Brienne. Luego de saquear el país, los vencedores se establecían en Atenas.

Palabra del Dia

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