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Después del fracaso de la intentona, y andando ya O'Donnell barriendo las calles de Madrid a metrallazos, no creyéndose bastante seguro en su escondite, salió en busca de otro, con su disfraz de carbonero; y en este viaje le alcanzó una peladilla y le tendió boca abajo.

Una sola vez, con la desesperada energía del enfermo que traga un medicamento repugnante, había seguido á uno de estos animales hermosos, para sentirse poco después arrepentido de su vileza y avergonzado de su fracaso. Eres ; , y ninguna más dijo sombríamente . , ó nadie. Alicia habló con el mismo tono grave. Sabía por experiencia lo que era esto.

Y ahora, Leonor, habla. ¿Cuál será el término de la guerra de España? Apenas puedo ver lo que allí sucede. Espera.... Grandes montañas y más allá una extensa y árida llanura, el chocar de las armas, los gritos del combate. El fracaso mismo de tu misión en España te dará el triunfo en definitiva.... ¿Qué decís á eso, barón?

En el primer acto, deseó que Alicia lo perdiese todo, absolutamente todo; así sería más suya, dependería en absoluto de él, con una esclavitud dulce. Luego, en los actos sucesivos, pensó en la desesperación de Alicia después de esta pérdida. Era una apasionada, que ponía en el juego vanidades de artista. Lamentaría tal vez, más que el dinero desaparecido, su fracaso personal.

El empeño de seguir á ciegas modelos desacreditados y mal entendidos, y de destruir la armonía reinante entre el pueblo y los poetas, fracasó aquí en sus albores. Todos los dramáticos, que la respetaron hasta su decadencia á principios del siglo XVIII, sólo fueron grandes é influyentes porque, al componer sus obras, no se separaron un ápice del espíritu nacional.

En cambio, el fracaso no era únicamente la pérdida de la dicha, sino el descrédito a los ojos de Juan. ¡Adiós esperanza, amor..., todo! No se arredraba pensando en la vuelta al estanco y la pobreza; pero Juan, Juan... ¿Por qué se le habría metido aquel hombre tan adentro del alma? De todos modos, era imposible prolongar mucho la situación. Y, sin embargo, faltaba el último cartucho por quemar.

El fracaso de los misioneros Según propia confesión, estos misioneros, después de tres siglos de predicaciones, no han logrado extirpar esas supersticiones incrustadas en la conciencia del pueblo. Debemos aceptar su declaración como honrado testimonio del fracaso de su misión religiosa.

Rubín, después de su fracaso en el campo y corte de D. Carlos, había tomado en aborrecimiento a los hombres del bando absolutista; pero conservaba las ideas autoritarias y la opinión de que no se puede gobernar bien sino dando muchos palos.

Si la muchacha no se interesaba eficazmente en el asunto, nada podría lograrse; y si se le ocurría consultarlo con su novio, el fracaso era indudable. La base del plan habría de ser, forzosamente, malquistar a Paz con el hombre a quien amaba, eliminando de esta suerte una influencia contraria al logro que se apetecía.

Era la primera vez que iba a matar en presencia de doña Sol después que la conocía, y esto preocupábale, haciendo que dudase de sus fuerzas. Además, no podía torear en Sevilla sin sentir cierta emoción. Aceptaba un fracaso en cualquier plaza de España, pensando que no volvería a ella en mucho tiempo; ¡pero en su tierra, donde estaban sus mayores enemigos!...