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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Teniente Coronel urbano D. Francisco Pico, Capitan de granaderos del primer batallon de Patricios; el Sr. D. Juan Antonio Zelaya, vecino y del comercio; el Sr. D. José Martin Zuloetas, idem; el Sr. D. Olaguer Reinals, idem; el Sr. Dr. D. Juan Damaso Fonseca, Cura rector mas antiguo de la Concepcion; el Sr. Dr. D. Pantaleon Rivarola, Presbitero; el Sr. Dr.

Ya porque algún asunto grave requiriese allí su presencia, ya porque desesperara de conseguir sus deseos, Velázquez regresó aquel mismo año a Sevilla: mas al siguiente de 1623 don Juan de Fonseca le llamó por orden del Conde-Duque de Olivares, librándole una ayuda de costa de cincuenta escudos para el viaje que, según parece, hizo acompañado de Pacheco.

Y Fonseca y Sepúlveda querían que «el clérigo»las Casas dijese en sus disputas algún pecado contra la autoridad de la Iglesia, para que los inquisidores lo condenaran por hereje.

Y aquí debo apuntar que la casa de Fonseca fué, durante siglos, la más poderosa de Salamanca, así en lo civil como en lo eclesiástico, y que, aparte de sus grandes guerreros, la hicieron célebre en toda la cristiandad aquel severísimo Arzobispo de Santiago y Patriarca de Alejandría de que tanto hablan las historias, y otro Arzobispo de Santiago y de Toledo, hijo suyo, á quien debieron los salmantinos importantísimas fundaciones, como diremos oportunamente.

Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana, toparéis con León Hebreo, que os hincha las medidas. Y si no queréis andaros por tierras extrañas, en vuestra casa tenéis a Fonseca, Del amor de Dios, donde se cifra todo lo que vos y el más ingenioso acertare a desear en tal materia.

Pero «el clérigo»le decía a Fonseca: «¡Lo que yo digo es lo que dijo en su testamento la buena reina Isabel; y me quieres mal y me calumnias, porque te quito el pan de sangre que comes, y acuso la encomienda de indios que tienes en América!»Y a Sepúlveda, que ya era confesor de Felipe II, le decía: « eres disputador famoso, y te llaman el Livio de España por tus historias; pero yo no tengo miedo al elocuente que habla contra su corazón, y que defiende la maldad, y te desafío a que me pruebes en plática abierta que los indios son malhechores y demonios, cuando son claros y buenos como la luz del día, e inofensivos y sencillos como las mariposas.»Y duró cinco días la plática con Sepúlveda.

Mandó al instante D. Juan de Fonseca se retirase el carruage, y en seguida se fue á ver á la archiduquesa, á la cual encontró ya á la puerta del palacio de la Mota, preparada á marchar en trage de camino.

D. Fernando y Doña Isabel llamaron inmediatamente á Don Juan de Fonseca, obispo de Córdoba, y le intimaron la órden de pasar cuanto antes á Flandes para hacer sabedores á los archiduques de este suceso, para que les felicitase en sus reales nombres, y los hiciese conocer la imperiosa necesidad que tenian de preparar su viaje á España, pues ya los aguardaban con impaciencia para ser jurados como príncipes de esta gran nacion, de que el Cielo se habia dignado dejar por únicos herederos.

A cada paso descubríamos casas ruinosas, con todo el aspecto de deshabitadas, y amplios solares de otras que se han hundido. Abundan las de piedra renegrida por el tiempo, y aun hay que contar las que habrán derribado los siglos y las revoluciones..... De los desastres causados por la tea incendiaria de Ronquillo y de Fonseca, nótanse por doquier horribles vestigios.

¡Quién! exclamé; ¡Farinelli!... ¡ese músico!... ese cantor italiano... ostenta la orden de Calatrava, que se me ha rehusado... y es recibido en las habitaciones de Su Majestad mientras yo hago antesala, ¡yo, grande de España! ¡conde de Fonseca, marqués de Priego!... ¡Háganse cargo, señores, de los tiempos en que vivimos!

Palabra del Dia

hociquea

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