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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Eran las siete de la tarde cuando salíamos de Haguenau para entrar inmediatamente en la magnífica floresta del mismo nombre, de 15,000 hectaras de superficie.
La montaña se levanta casi repentinamente hasta una altura algo considerable, cubierta en todas sus partes por una magnífica floresta de encinas, abetos y otros árboles corpulentos, cuyo espeso follaje, protegiendo vastas alfombras de musgo, no permite la entrada de los rayos del sol.
Solitaria, cortada por varias carreteras y un ferrocarril, llena de ricos aromas, la floresta nos encantaba con su silencio profundo, interrumpido solo á veces por algun lejano silbido de locomotiva, y sus hermosos y oscuros pabellones, reposando sobre altas columnatas de abetos y pinos, parecian anticipar la noche con sus poéticas sombras.
De trecho en trecho se rasga la espesura del bosque, dejando columbrar por pequeños espacios el admirable panorama que se desarrolla al N. N.-E.; pero apénas se tiende la mirada para contemplarlo cuando el inmenso cortinaje de verdura vuelve á cerrarse, y en vez de los nevados y montañas, los lagos y lejanos valles y planicies entrevistos por un segundo, torna á rodearlo á uno la tupida floresta de pinos, abetos, hayas y pequeñas encinas.
Y así, prosiguiendo su historia, dice que, así como don Quijote se emboscó en la floresta, encinar o selva junto al gran Toboso, mandó a Sancho volver a la ciudad, y que no volviese a su presencia sin haber primero hablado de su parte a su señora, pidiéndola fuese servida de dejarse ver de su cautivo caballero, y se dignase de echarle su bendición, para que pudiese esperar por ella felicísimos sucesos de todos sus acometimientos y dificultosas empresas.
¡Pobre chico! ¿Qué culpa tiene él de que se le escape la saliva? repuso aquélla sonriendo. ¡Anda! ¿Y qué culpa tengo yo? exclamó enfurecida la otra. Mario rió la ocurrencia, irritado contra el violinista que le había impedido extraviarse por la floresta. Romadonga la amenazó con el dedo. ¡Niña! ¡niña! ¿Qué le duele a usted, D. Laureano? A mí nada.
Siempre hemos mirado este árbol como un gran recurso; pero, francamente, hasta que no hemos estudiado de cerca al salvaje, hasta que en nuestra estancia en Marianas no hemos vivido entre las primitivas costumbres del carolino, nunca pudimos comprender las varias y múltiples aplicaciones que tiene el coco, llamándosele, con toda propiedad, la riqueza de la floresta y la providencia del salvaje.
Adentro una floresta de columnas de mármol cruzándose en un laberinto que da la idea de la grandeza y la eternidad en la sencillez de concepcion mas perfecta.
En dicha biblioteca guárdase también un ejemplar impreso, muy raro y antiguo de esta comedia, en que se atribuye á Lope de Vega, aunque esta indicación no nos convenza de su verdad, porque su estilo no es en general el de Lope, como lo demuestran estos versos de su principio, que copio á continuación: FILIPO. Pasemos los rigores de la siesta En el eterno abril de la floresta.
Si el volumen hubiese sido de una moderna edición Michel Levy, de cubierta amarilla, yo, que no me hallaba perdido en la floresta de una balada alemana, y podía ver desde mi cuarto blanquear a la luz del gas el correaje de la patrulla, hubiera cerrado el libro, disipando así la nerviosa alucinación.
Palabra del Dia
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