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Actualizado: 8 de junio de 2025
En el fiero ademan, en los lozanos Marciales aderezos y vistosos Bien os conozco, amigos, por Romanos; Romanos digo, fuertes y animosos; Mas en las blancas delicadas manos Y en las teces de rostros tan lustrosos Allá en Bretaña pareceis criados, Y de padres Flamencos engendrados.
Pero, con todo esto, me parece que el traducir de una lengua en otra, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que, aunque se veen las figuras, son llenas de hilos que las escurecen, y no se veen con la lisura y tez de la haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel.
Ello es de suerte que el siglo XV nos ha legado gran número de tablas pintadas por diferentes artistas que forman lo que vulgarmente se llama antigua escuela de Castilla, creada por la doble y coetánea imitación de lo que aquí hacían o nos enviaban los flamencos e italianos.
Los flamencos atraían el sábalo con el ruido de las campanillas. Lo mejor de los animales, y que se ha llegado á destruir casi del todo á fuerza de persecuciones, era el matrimonio. Aislados, fugitivos, ahora sus amoríos son pasajeros, viéndose compelidos á guardar un mísero celibato, de cada día más estéril.
Los liberales, por espíritu de independencia nacional, rechazan la lengua que les recuerda la dominacion holandesa de quince años; miéntras que los flamencos ó conservadores, animados del mismo espíritu, rechazan el idioma frances como el símbolo de la dominacion que Francia impuso al país desde fines del siglo pasado hasta 1814.
El dia 19 de agosto de 1496 se hicieron á la vela con direccion á los Estados flamencos. Ningun contratiempo se habia notado, ninguna cosa que hubiera venido á turbar la tranquilidad de la ilustre viajera habia acurrido, hasta tocar en las costas de Flandes, en donde se levantó un temporal tan borrascoso, que se vieron precisados á guarecerse en el primer punto de salvacion que encontraron.
Empeñaba una joya para comprar otra, y a ninguna prendera dejaba salir de su casa sin quitarle de las manos, a cambio de buen dinero, el rico mantón de Manila, la peineta de concha, el abanico de marfil, los soberbios encajes flamencos y otras prendas valiosas que las casas ricas de Madrid arrojan diariamente al oscuro mercado de lance.
Uno de estos navios era de Sebastian Noarto y Jacobo Belzar, en que iba Enrique Peyne, su factor, con mercaderias al Rio de la Plata, en el cual me embarqué con cerca de 80 alemanes y flamencos, bien armados. Salimos del puerto el dia de San Bartolomé, de 1534, con la armada, y llegamos á San Lucar, que dista 20 leguas de Sevilla, donde nos detuvimos por lo tormentoso del mar.
A lo lejos, ese cabrilleo de las ondas atrae bandadas de fulgas, garzas reales, alcaravanes, flamencos de vientre blanco y alas rosadas, alineándose para pescar a lo largo de las márgenes, disponiendo sus diferentes colores en una larga faja igual, y además ibis, verdaderos ibis de Egipto, que parecen estar en su propia casa entre ese espléndido sol y ese mudo paisaje.
A lo largo de las polvorientas paredes, donde los tapices flamencos desplegaban obscuramente sus fábulas, pendían o se apoyaban viejos retratos de familia y toda clase de muebles señoriles, unos hallados en la casa y otros traídos de Valsaín por el hidalgo. Cuando se caminaba por los estrados, las baldosas, rotas o sueltas, resonaban bajo las alfombras de Turquía.
Palabra del Dia
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