United States or Jamaica ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Qué mas pudo hacer la Corte, en unos tiempos en que se hallaba afligida la España con los empeños que le ocasionaba la obstinada rebelion de los Flamencos, que aprontar tan respetable armada, y reforzarla posteriormente con cuatro galeones?

La parte flamenca y holandesa tiene cuadros en que se revela toda la grandiosidad caprichosa del genio de Rubens, todo el poder de imitacion y fantasía de Van-Dick, toda la verdad y la energía de las risueñas escenas de Teniers, y toda la originalidad típica de esos cien pinceles holandeses y flamencos que buscaban en el hogar doméstico y en las realidades de la vida asuntos de inagotable inspiracion.

Es loable la corrección en los modales y la medida en las palabras; pero exageradas producen la frialdad tediosa que nuestros diplomáticos observan en los salones extranjeros. Clementina exageraba un poco su afición a las palabras y a los gestos flamencos.

Vendían, juntamente con el raso y el organdí, encajes flamencos y catalanes, alepín para chalecos, ante para pantalones, corbatas de color de las llamadas guirindolas, y carrikes de cuatro cuellos, que estaban entonces en moda. El patrón era un irlandés gordo y suculento, de cara encendida, lustrosa y redonda como un queso de Flandes.

Desde el Tobatí pasamos junto á las montañas del Taraguipitá, de donde cuatro Misioneros enviados por el P. Antonio Ruiz se esparcieron por esta dilatada gentilidad á predicar el Evangelio. Estos fueron los PP. Ignacio Martínez, español, Nicolás Hernat, francés, Diego Ferrer y Justo Mansilla, flamencos.

Su gravedad taciturna, su pensamiento tardo y penetrante, no eran españoles: eran flamencos. La impasibilidad con que recibía los reveses que arruinaban a la nación era la de un extraño que no estaba ligado por ningún afecto a esta tierra. «Mejor quiero reinar sobre cadáveres que sobre herejes», decía.

¡Bravo, Yonson! exclamaron los arqueros. ¡Cuatrocientos veinte pasos! dijo un ballestero que con Arnaldo acababa de medir la distancia exacta y llegó corriendo al grupo. Pues ahora veréis cómo vuela un buen dardo del Brabante, dijo tranquilamente el ballestero. ¡Por la cruz de Gestas! gruñó Tristán, ha caído cerca de la quinta pica. ¡No, más allá, más allá! gritaron entusiasmados los flamencos.

Velázquez hizo el cuadro, ya muerto Espinola, a quien amargó la ingratitud cortesana, y ya lo pintase por gusto propio o inspiración ajena, indemnizó de la injusticia al vencedor de los flamencos.

No pequeña parte del castillo estaba muy cómoda, elegante y hasta ricamente amueblada aún, gracias al esmero cuidadoso de la Condesa viuda. Tapices flamencos cubrían las paredes de dos amplios salones. Los antiguos muebles se hallaban en perfecto estado de conservación. En las alcobas había camas de roble primorosamente esculpido y con colgaduras de damasco.

Los Flamencos alegan contra ese predominio el ejemplo de Suiza, donde las tres lenguas principales coexisten bajo el pié de la igualdad perfecta, al ménos en el Parlamento. Pero los liberales replican que no siendo Bélgica una confederacion de Estados autónomos, no es aplicable aquel ejemplo.