United States or Uzbekistan ? Vote for the TOP Country of the Week !


D. Fadrique determinó, pues, aguardar con calma, sin dejar de estar á la mira. Al mismo P. Jacinto no le insinuó ningún aviso que pudiera servirle de regla de conducta. Se fió por completo, de su buen natural, y le dejó seguir libremente sus propias inspiraciones. La prudencia del Comendador se vió coronada del éxito al cabo de pocos días.

Don Carlos tenía también el Cantar de los cantares, en la versión poética de San Juan de la Cruz. Estaba entre los libros prohibidos para Anita. A no me la dan decía don Carlos guiñando un ojo ; esta amada podrá ser la Iglesia, pero... yo no me fío... no me fío....

Cayó toda la opinión 155 Y nobleza que he tenido. No es de los hombres llorar; Pero lloro un hijo mío Que está en Flandes, de quien fío Que me supiera vengar. 160 Siendo hombre, llorar me agrada; Porque los viejos, María, Somos niños desde el día Que nos quitamos la espada. DO

Lo fío, porque le conozco, y por ser además todo ello de justicia... de reparación debida a usted, verdaderamente, por una parte; y por otra, de pundonor ¡caray! para nosotros, eso es. Repito que usted extrema las cosas, amigo don Adrián. ¡Ojalá fuera verdad!

Convencido de que tan pronto como echen la zarpa a ese caudal, la insensatez de tu padre y la loca vanidad de tu madre han de despilfarrarlo en cuatro días, he procurado dejar a salvo, en beneficio tuyo, cuanto la absurda ley vigente me permite... Pero si he de decirte lo que siento, no fío de tu cordura mucho más que de la de tus padres.

Fió el buen rey Nabuzan su cuita del sabio Zadig. Vos que tantas cosas sabeis, le dixo, ¿no sabríais modo para que tope yo con un tesorero que no me robe? por cierto, respondió Zadig; un modo infalible de buscaros uno que tenga las manos limpias. Contentísimo el rey le preguntó, dándole un abrazo, como haria.

Señora... esto no es ningún desierto, ni corre usted el riesgo menor, tiene usted dinero, es lo único que hace falta en tierra francesa; estará usted muy bien servida y atendida, yo se lo fío.... Pero.... ¡Jesús, sola, sola! repetía ella sin soltar la manga de Artegui. Dentro de breves horas estará aquí su marido de usted. ¿Y si no viene?

Ella tenía muy buena vista, y además, tenía concentrada toda su atención, todo su cuidado en un objeto: en que no se le escapara Quevedo. Y como no confiaba demasiado en su padre, no dejó abandonado á su padre el negocio, ni se fió de otra persona que de misma. Doña Catalina estaba enamorada, y á más de enamorada, irritada.

NARV. Moro, pues sabes el mío, Dime el tuyo; que, si puedo, Obligado a tu bien quedo. ARR. De tu grandeza lo fío. NARV. Esta mi pasión me obliga A pensar que quieres. ARR. Quiero... Pero mi tormento fiero No permitáis que os le diga; Mayor es que amor airado. NARV. ¿Mayor que amor puede ser? ARR. Es celos de mi mujer, Rodrigo, que soy casado. NARV. ¡Con celos, y estás aquí!

Luego le fió que era el tal marida zeloso y mal criado, y le dió á entender que le castigaban los Dioses privándole de los preciosos efectos de aquel sacro fuego, el único que hace á los hombres semejantes á los inmortales; por fin dexó caer una liga.