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Actualizado: 12 de octubre de 2025
Una criada, de hábito negro también, entró con una lámpara antigua de bronce, que dejó sobre un velador después de decir con voz de monja acatarrada: «¡Buenas noches!» sin levantar los ojos de la alfombra de fieltro, a cuadros verdes y grises. Volvieron a quedar solos Ana y su confesor.
El chambergo de fino fieltro con airosa pluma blanca, algo inclinado sobre la oreja derecha, ocultaba en parte la cicatriz de una larga herida que partía desde la sien; la mitad de aquella oreja se la llevó una bala de bombarda allá en Tournay, en las guerras de Flandes.
Después, golpeando el suelo con el tacón y poniéndose al cuello una gruesa corbata de lana roja, descolgó de la pared una de esas capas de color verde obscuro, como las que llevan los pastores, y se la echó sobre los hombros; calose luego un sombrero de fieltro viejo y raído, cogió una estaca y exclamó: ¡No olvides lo que acabo de decirte, mujer; si no, ya verás! ¡Andando, Juan Claudio!
Apenas se hubo retirado Martínez, uno de los dos capitanes, el del pie elefantíaco con zapato de fieltro, confesó su falta de idoneidad. Yo no he presenciado nunca desafíos en Burdeos. Ignoro cómo son. Antes de la guerra era comisionista de vinos en Méjico. Me embarqué con todos los franceses que vivíamos allá, y por milagro no nos apresó un corsario boche.
Se llamó pues Cabesang Tales, tuvo que mandarse hacer chaqueta, comprarse un sombrero de fieltro y prepararse á hacer gastos. Para no reñir con el cura ni con el gobierno abonaba de su bolsillo las bajas del padron, pagaba por los idos y los muertos, perdía muchas horas en las cobranzas y en los viajes á la cabecera. ¡Paciencia!
Las miradas de todos convergiendo hacia aquel hombre le hicieron adivinar la verdad. ¡Ay! ¿Este era el Plumitas?... Se había despojado de su sombrero con torpe cortesía, intimidado por la presencia de la señora, y continuaba de pie, con la carabina en una mano y el viejo fieltro en la otra. Gallardo se asombró de las palabras del bandido. Aquel hombre conocía a todo el mundo.
Medio siglo menos un lustro, victoriosamente combatido por un sastre, y mucho aliño y cuidado de tocador; las espaldas queriendo arquearse un tanto sin permiso de su dueño; un rostro de palidez trasnochadora, sobre el cual se recortaban, con la crudeza de rayas de tinta, las guías del engomado bigote; cabellos cuya raridad se advertía aún bajo el ala tersa del hongo de fieltro ceniza; marchita y abolsada y floja la piel de las ojeras; terroso el párpado y plúmbea la pupila, pero aún gallarda la apostura y esmeradamente conservados los imponentes restos de lo que antaño fue un buen mozo, esto se veía en el desposado.
Sus nueve compañeros se examinaban de diez en diez para ser más pronto despachados, no tuvieron la misma suerte y fueron condenados á repetir el año de embrutecimiento. Al segundo, habiendo ganado una enorme suma el gallo que cuidaba, recibió buena propina de Cpn. Tiago y la invirtió inmediatamente en la compra de unos zapatos y de un sombrero de fieltro.
¿Esperas, para decidirte, verlo en París en traje de ciudad? ¿Temes otra desilusión como la que tuvimos el año pasado, al encontrar de levita y sombrero alto, a aquel Marcelo Mingot que nos había parecido tan bien aquí, con su gran fieltro gris y su elegante traje de ciclista?
Palabra del Dia
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