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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Yo convengo en que nadie gusta de que le pinchen así; pero hay medios de evitarlo, sobre todo, cuando se encuentra con el demonio, más ingeniosos y decentes que los que Fausto emplea.
Comparando a Goethe con Milton, afirman que el primer FAUSTO es al segundo FAUSTO lo que es el Paraíso perdido al Paraíso reconquistado. Adoptando, por lo pronto, la comparación, empecemos por el Paraíso perdido. Goethe tuvo el tino de no inventar asunto y protagonista para su drama: el pueblo se los dio creados. La leyenda de FAUSTO era popular no sólo en Alemania, sino en otros países de Europa.
Nada nos parece más injusto. Goethe no era resuelto panteísta; pero, si en alguna obra suya se inclina al panteísmo, no es por cierto en el FAUSTO, donde más bien le contradice. Es verdad que para afirmar esto debemos dar por sentado que entendemos la segunda parte, y es opinión muy común que nadie la entiende.
Si no lo son, podrán escribirse mil y mil comentos, y cada comentador imaginar que el poeta quiso decir esto, aquello, lo de más allá, y aun cosas que al pobre poeta no se le ocurrieron en la vida. Comentos tales se han hecho ya del Quijote. ¿Por qué extrañar que se hagan del FAUSTO? Y si al FAUSTO se le culpa por esto de ininteligible, ¿por qué al Quijote no se le pone defecto igual?
ACTO V. Todavía, ya en una extrema vejez, Fausto busca el bien supremo en la filantropía, en hacer la felicidad de sus semejantes, en los adelantamientos sociales.
Margarita que ya es toda de Fausto, quiere que Fausto sea de Dios, y manifiesta su pesar de verle poco religioso. Fausto la aquieta más con cariño que con razones, y por último concierta con ella una cita. Aquí hay pormenores sobre cuyo valer no nos atrevemos a decidir.
¿Y cómo no hacéis nada para que la incubación se apresure? Hacemos lo que se puede dijo Sankarachária . Ya te he citado a no pocas personas que recibieron antiguamente nuestra inspiración y a algunas que la reciben hoy en Europa, ávida de saber y con la curiosidad científica muy despierta. Así los mencionados Paracelso, Cornelio Agripa, Fausto y tu valedor, Fray Ambrosio de Utrera.
Fausto brilla en la corte del Emperador y encuentra que en ella puede ser lo que se le antoje, merced a su propio mérito y al diablo. Esto, no obstante, no le satisface. De las damas no hay una sola que le haga impresión, y se enamora de Elena, personificación de la hermosura corporal perfecta. El diablo no tiene poder para proporcionarle a Elena.
«Compatriotas! se acerca el fausto dia, «De ventura, de paz y de alegria, «De vivir ó morir: «Despues que revolquemos en la tierra «Al tirano feroz, no habrá mas guerra «Y se podrá vivir. «Soldados! un antiguo veterano «Que esta bandera sustentó en su mano, «Os convoca á la lid. «Insensibles sereis á su llamado, «Y al gemido doliente y prolongado «De la Patria infeliz? «Como serlo!
Elena, huyendo de Menelao, que la quiere sacrificar, se refugia en el castillo de Fausto, quien la recibe como Amadís hubiera recibido a Briolanja o a otra princesa menesterosa, que viniese a que la socorriera en su cuita.
Palabra del Dia
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