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Actualizado: 14 de junio de 2025
¡Qué vanaglorioso es usted! dijo el diplomático, superando en fatuidad a su amigo . Eso lo dice usted por obligarme a hablar, por obligarme a que revele... No: es secreto de Estado, del cual quizás depende la paz de España y de Europa; no saldrá de mis labios, ni soy hombre que cede fácilmente a las sugestiones de la imprudente amistad. Todo eso es pura farsa. Sepamos de una vez esos secretos.
Cuando se hallaron en la plazuela del Ángel, Salvador tomó el brazo de su amigo y burlonamente le dijo: ¡Pillo!... ¿qué nueva farsa de sociedad secreta es esa? ¿qué trama traes tú ahora entre mano? Poco a poco... pase lo de trama; pero no lo de farsa. ¿Quién te paga? Mucho ahondas, ¡palitroques!
Yo no tengo ambición política.... Si milito en un partido es por servir a mi país, pero la política me es antipática... tanta farsa... tanta mentira.... Efectivamente, en los Estados Unidos sólo son políticos los perdidos... pero en España... es otra cosa... un hombre como usted.... Subiría mi don Álvaro como la espuma.
En él decía: «Estoy bien y mucho más contenta; no dejes de venir pronto a vernos y procura estar amable con Narcisa: es un favor que te pido». Después que el emisario partió, gozoso de servir a su bella protectora, Carmen se quedó arrepentida de inducir a Salvador a una farsa con aquel impremeditado ruego.
No bastó la respetuosa consideración que fray Antonio inspiraba al padre guardián, para que éste se callase y no dijese claro que, si no había habido demonio, tampoco había habido duende, y que todo había sido farsa.
En cierta farsa o representación alegórica, en el palacio de Alejandro VI, hizo una vez la figura de la Justicia, con la balanza en su fiel, pesando méritos y repartiendo premios según a cada uno le tocaba.
Sal, muchacha; pide perdón a tu padre. El Vara de palo vio arrodillada a una mujer en el centro de aquel cuarto en el que nunca entraba, por miedo a recordar lo pasado. Su mirada fue de extrañeza. Después fijó sus ojos en Gabriel, como si no adivinase quién era aquella mujer. ¿Qué farsa había preparado su hermano?
Sarto empezaba a aprender hasta dónde podía dictarme a mí y dónde y cuándo tenía que ceder y someterse. Estamos tomando las cosas con sobrada calma continué. Cada día que dejamos pasar sin rescatar al Rey es un nuevo peligro. La prolongación de esta farsa mía constituye, también, un peligro más. Sarto, ha llegado el momento de jugar el todo por el todo. Así sea suspiró.
Dígale usted replicó la esposa en voz más baja y expresándose con mucha dificultad ; dígale usted que no he venido, porque me marcharé en cuanto sea de día. Yo no entiendo una palabra... ¡qué ha pasado, Santo Dios!... ¿Quién maltrató a Maxi? Fortunata dio un gran suspiro. «¡Qué farsa! Voy a dar parte a la justicia. Veremos si al juez le contesta de esa manera.
Entendámonos añadió Miquis rectificando . Si tus derechos no son una farsa, si hay algo de serio y legítimo en eso, enhorabuena que siga adelante tu pleito. Lo que yo quiero es que no consagres tu vida a la idea de ocupar una posición superior, que no vivas anticipadamente en ella con la imaginación, sino que tengas paciencia y reposo de espíritu... ¿Que ganas el pleito?
Palabra del Dia
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