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Actualizado: 8 de junio de 2025


En algunos lugares, el barro era tan profundo, que nuestros sostenedores se metían hasta las rodillas, y solo la larga práctica y la asistencia de sus compañeros pudieron sacarles del mal paso. Pero toda dificultad se vencía con aclamaciones, con espíritu alegre y festivo, risa estrepitosa, y por una espontánea y fraternal cooperación.

Nada recuerda ya la estrepitosa caída del arroyo, si no es la niebla de imperceptibles gotas que se ve brillar á lo lejos sobre el raudal que cae, produciendo un continuo mugido que hace vibrar la atmósfera.

Una estrepitosa mutacion de gobierno, que de ordinario arrastra la efervescencia popular, y d

Nuestra felicidad, aunque sea merecida, parece que les humilla y apenas nacida se disponen á acabar con ella. Perdonad, señores míos... En este momento no puedo sentirme alegre porque temo, en verdad, la envidia de los dioses. Una carcajada estrepitosa acogió tan severas palabras. ¡Imposible, imposible encontrar en el mundo un hombre más chistoso que el dorio!

En las contiendas civiles Esclava de las facciones, Te ha arrancado tristes sones La espada del vencedor, Y dominando el murmullo Del pueblo desenfrenado, Ante el mundo has protestado Con dolorido clamor. Y cuando por un tirano El pueblo se vió oprimido, articulaste un gemido Con tu lengua de metal, Y otra vez sobre tu torre Sonaras estrepitosa, Cuando mires victoriosa La bandera azul flotar.

Al atrevimiento de los muchachos había que añadir la cólera estrepitosa de las mujeres, que hablaban de arrojarse en fila sobre los rieles de los planos inclinados y de los ferrocarriles, impidiendo toda circulación de mineral para que se generalizase la huelga hasta la ría, y se cerrasen las fundiciones, y el puerto se llenara de buques inactivos esperando una carga que no llegaría nunca.

Salte a la terraza». Las más de las veces negábase Rosalía. «No estoy yo para paseos... déjame». Pero algunas tardes salía. El señor de Pez la acompañaba. Un día que él salió primero, porque verdaderamente se ahogaba en el caldeado gabinete, la vio aparecer con su bata grosella, adornada de encajes, abanicándose. Estaba elegantísima, algo estrepitosa, como diría Milagros; pero muy bien, muy bien.

La otra, también viuda y también titulada, aunque por derecho propio, marquesa de Espinosa, y también llamada por la de Montálvez por su nombre de pila, Leticia, era muy distinta de Sagrario: menos estrepitosa, más seria y, quizá, mejor tipo. Tenía unos ojos negros y escrutadores que punzaban al mirar, correctísimas facciones, algo morena, y muy esbelta todavía.

Terminado el cotillón, comenzó el desfile de la gente. Fué una retirada estrepitosa. Toda aquella muchedumbre se agolpó en el vestíbulo y en la escalinata, charlando en voz alta, riendo, gritando alguna vez en demanda del coche. El vasto jardín, iluminado por algunos focos de luz eléctrica, ofrecía un aspecto fantástico, inverosímil, como los paisajes de los cosmoramas de feria.

Doña Martina soltó una carcajada estrepitosa, burda, que hizo arquear levemente las cejas a D. Bernardo. No lo estará V. nunca, si Dios no pone en ello la mano, ¡que ojalá la ponga pronto! Esa felicidad, primero le ha de tocar a don Facundo que a murmuró con voz cavernosa. Hojeda levantó la cabeza turbado.

Palabra del Dia

rigoleto

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