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Actualizado: 7 de julio de 2025
A toda hora atormentábala el temor de que cuando muriese la colocaran en un ataúd demasiado corto, donde no pudiera estirar las piernas. Era muy modesta, suave, de lindo rostro exangüe, como se pinta a las monjas y a las santas. Mientras hablaba, sus largos dedos blancos arreglaban los encajes rotos de su peto.
Luego, volviéndose hacia Materne, que estaba de pie detrás de él, dijo: No podemos permanecer más tiempo en esta incertidumbre; así es que vas a salir, con tus hijos, de reconocimiento. El rostro del viejo cazador se animó repentinamente. ¡Muy bien! Por fin voy a poder estirar un poco las piernas dijo Materne , y a ver si logro despachar a uno de esos granujas de austriacos o de cosacos.
Hacían de un vestido siete, y era un prodigio el verlas volverlo de arriba abajo, y estirar y encoger sombreros, y aprovechar para cinco o seis cosechas de la moda las mismas espigas y los mismos pepinillos y otros vegetales contrahechos, de prendidos y sombreros.
Porque esta señorita de que ahora hablamos, es aficionadísima á la música, y si llegan sus padres á poder estirar algo la pierna, tiene piano y maestro de canto..... Es además muy lectora ¡mucho! y de admirable criterio moral y artístico..... Todo lo bello, todo lo elevado encuentra eco en su corazón, así como todo lo patético abundantes lágrimas en sus ojos.
Antes de que concluyera la frase, el D. Carlos voló; y lo digo así, porque el terrible huracán hizo presa en su desmedida capa, y allá veríais al hombre, con todo el paño arremolinado en la cabeza, dando tumbos y giros, como un rollo de tela o un pedazo de alfombra arrebatados por el viento, hasta que fue a dar de golpe contra la puerta, y entró ruidosa y atropelladamente, desembarazando su cabeza del trapo que la envolvía. «¡Qué día... vaya con el día de porra!» exclamaba el buen señor, rodeado del enjambre de pobres, que con chillidos plañideros le saludaron; y las flacas manos de las viejas le ayudaban a componer y estirar sobre sus hombros la capa.
El vecino acabó por dormirse, pero algunos minutos despues la vecina hizo algun ruido al estirar una pierna, y el buen hombre se despertó sobresaltado y nos lanzó una mirada escrutadora en cuyo relámpago alcancé á ver un pensamiento de desconfianza. Al mismo tiempo, su brusco movimiento le hizo entreabrir la capa, y pude ver un cuello de raso bordado, distintivo del sacerdote.
Al ir a estirar la hoja para hacer las capas, en vez de extenderse, se rompía, y en fabricar un cigarro se tardaba el tiempo que antes en concluir dos; y para mayor ignominia, había que echarle remiendos a la capa por el revés lo mismo que a una camisa vieja, lo cual era gran vergüenza para una cigarrera honrada y que sabe su obligación al dedillo.
Ya sabe usted que hasta se están vendiendo los mansos de las parroquias... ¿Y cómo está usted ahora aquí, en la aldea? A pesar de todo cuento, Dios mediante, cantar misa de aquí a dos años... Ea, bajémonos un poco a estirar las piernas y a tomar un piscolabis... ¿No quiere usted echar un cuarterón o una copita, D. Andrés?
Había crecido poco, no obstante. ¡Anda, taponcito! ¿Cuándo acabas de estirar? le decía Ricardo, reteniéndola por una de sus trenzas, cuando cruzaba por delante de él. La niña sonreía, encogiéndose de hombros, y proseguía su camino.
Pues bien, señor Núñez dijo entonces la dama con inequívoca lealtad , he querido estirar el ejemplo hasta este límite, porque en eso mismo con que otra dama, por un falso pundonor, se ofendería, hallo yo un goce que jamás he saboreado. No me lo explico. Ni es fácil, porque entre ustedes, quiero decir, entre las gentes de su condición de usted, lo que yo he encontrado aquí no es un hallazgo.
Palabra del Dia
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