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Actualizado: 1 de junio de 2025


Don Adrián sintió la fineza de su amigo, como una lluvia serena en el estío las plantas mustias. Apareció pronto don Alejandro con todos los pertrechos necesarios para ponerse en marcha, y el boticario le dijo: No he intentado siquiera saludar, eso es, ofrecer mis respetos a la señorita Nieves, porque verdaderamente es mejor que ignore, eso es, que yo he hablado con usted.

Y adiós de nuevo y para siempreCuatro años después de escrita esta carta, doña Mencía, apartada del mundo y de todo trato de gentes, salvo el de sus hermanas las religiosas, se consumió como si un fuego interior la devorase, se marchitó como rosa aromática en el ardor del estío, y entregó a Dios su alma en el convento de Santa Clara de Córdoba, edificando con su resignada, ejemplar y cristiana muerte a las pocas personas que por entonces la trataban.

Al huir del café, como si huyese de mismo, dejando a su madre y a sus hermanas ocupadas en agotar los sorbetes, sintió que le daban una palmadica en la espalda, y volviéndose conoció a Borrén, que ya hacía días estaba de retorno de Ciudad Real, contando que allí había unas chicas... hombre, ¡cosa notable! Se cogieron del brazo y se dieron a vagar por las calles, que no aconsejaba otra cosa la serenidad y hermosura de la noche de estío. Baltasar desahogó sus cuitas en aquel amigo pecho.

Ella ocupa el centro de una inmensa llanura que se encuentra tres leguas al este del Mamoré, y como á dos del rio Ivari: sus alrededores, muy secos en invierno y anegados en el estío, carecen de arbolado: hay hácia el este un grande lago, distante un cuarto de legua del pueblo.

El Rey me dijo que con ese fin me había llamado, y que al instante me preparase a partir con el acompañamiento debido, y órdenes terminantes suyas para que Nanar me respondiese con su vida de la del santo varón, o le pusiese en libertad. Aquel mismo día, que era uno de los más calurosos del estío, salí de Susa en un magnífico carro tirado por cuatro caballos árabes.

Ya que el árbol que de hermosas flores la Primavera plácida engalana, no las conserva en el ardiente Estío; que el sol marchita y borra sus colores, dando al tiempo tributo, y, tras la flor lozana, germina y crece el sazonado fruto.

El primer domingo de Agosto amaneció tan espléndido, tan claro y caliente como casi todos sus colegas del estío en Madrid. Los asistentes a las primeras misas en la iglesia de Santiago pudieron ver en una de las capillas laterales a un joven correctamente vestido de negro hincado delante de un confesonario. Nada tenía de particular.

El temperamento es benigno y saludable, y aunque se distinguen las estaciones de invierno y estío, ni uno ni otro son rigorosos, sucediendo en esta provincia lo que es común a la de Buenos Aires y del Paraguay, de experimentarse muchos días de calor en el rigor del invierno, y otros fríos en el verano.

Después se dirigió al cuarto de su hija. Transcurría a la sazón el mes de junio, y hacía un hermoso día, digno de servir de despedida a la primavera, próxima ya a dejar paso al estío.

Es una vasta llanura de horizonte abierto, poblada toda de cereales, viñas, plantaciones de cáñamo y hermosos bosques esmeradamente conservados. En el fondo de ese magnífico panorama de verdura se desliza el Loira, lento y silencioso, con sus márgenes sombreadas de interminables filas de álamos y otros grandes árboles, y formando extensas playas donde reverbera el ardiente sol del estío.

Palabra del Dia

rigoleto

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