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Actualizado: 1 de junio de 2025


En efecto, el calor por la noche cedía bastarte. Pero yo, acostumbrado a la temperatura primaveral de mi país durante el estío, lo sentía ya abrumador. Se me erizaban los pelos, y eso que los tenía bien mojados por el sudor, ante la perspectiva de las noches que me anunciaban.

En efecto, los filisteos la impresionaron agradablemente; pero Mutileder, su capitán, le pareció una divinidad y no un hombre cualquiera. Era Guadé tan hermosa como las noches serenas del estío; sus ojos brillaban como carbunclos, y en oposición a su rostro, algo tostado, relucían como perlas sus dientes blanquísimos. Sabía mucho. Era un Salomón con faldas.

Asi cual de la espléndida natura El llanto es la espresion de la criatura: El cielo llora gotas de rocio En las serenas noches del estio, Y al ausentarse, lánguida la aurora Entre luces y sombras tambien llora: Pero todo desciende suavemente De la misericordia á el ancha frente: Fertiliza el rocío los eriales, Y el aurora los lirios virginales, Y caen las dulces lágrimas del niño En un seno purísimo de armiño.

Todo me la recuerda: el mar, la tarde, la luna con su luz vaga y dudosa; la primavera tibia y perfumada; la brisa juguetona y misteriosa; la noche oscura, el abrasado estío; el murmullo fugaz de la enramada; hasta de Dios la idea poderosa, funde con ella el pensamiento mio. ¡Oh! ¿por qué ha de pasar así la vida? ¡Cuánto, amor mio, diera, porque aquel tiempo y mi niñez volviera!

Después de haber consentido y mimado de todas maneras durante el invierno a su ingrato ídolo, le tomó para el verano una linda quinta entre Meudon y Bellevue, cuya quinta tenía, entre otras ventajas, la de aproximarla a su amiga la señora de Aymaret, quien pasaba el estío de aquel año en Versalles.

El uno anuncia una liquidacion definitiva, por valor de 300 ó 400 ú 800 mil francos; otro participa una rebaja de un 40 por 100, á consecuencia de disolucion de sociedad, de retiracion del comercio ó de muerte: otro va á cerrar sus salones de Invierno: otro va á franquear sus salones de Estío.

¡Oh! ¡cuánto amo una noche de estío, una bella noche de España, con su cielo transparente y azul como en los más hermosos días de Francia, y su luna más brillante que su sol! porque entonces todo es misterio y silencio, todo se agranda en la obscuridad; porque entonces el ligero estremecimiento del ala matizada de una mariposa, una flor que, destacada de su aureola, cae zumbando sobre una hoja seca, el murmullo de las ramas que el aire agita y balancea, resuenan más fuerte a vuestro oído inquieto y atento que el cañón que truena en un día de fiesta.

Pues paciencia, Simón, paciencia, y aguardemos días mejores, que ya vendrán. Felizmente, mi caudal no es de apariencia: es sólido y es abundante, a Dios gracias, y da para todo; quiero decir, para aguardar los vivificantes calores del estío, bien a cubierto de los mortíferos hielos invernales.

La cochera no guardaba otro vehículo que la carroza de hule verde traída de Segovia y que sólo rodaba cuando sus dueños, al llegar el estío, se retiraban a su casa de campo en el Valle de Amblés. El resto del año quedaba abandonada por completo en la obscura covacha.

Frígilis era un estuco: en tratándose de cosas espirituales ya se sabía que no había que contar con él. Ni el verano le sofocaba, ni el invierno le encogía: era un marmolillo. ¡Y a su mujer y al Magistral el estío de Vetusta, aquella tristeza de calles y paseos no les disgustaba!». Iba don Víctor al Casino: ni un alma. Algún magistrado sin vacaciones que jugaba al billar con un mozo de la casa.

Palabra del Dia

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