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Habrá escultores que harán las estatuas de los obreros célebres, de los padres de la patria, y se les pagará con comestibles, mano de obra... Parece que eres tonto... Ahora, si quieres ser célebre inventando la dirección de los globos, o cosa así, entonces nada te digo. Por ahí, por ahí... Pero no envidies a los personajes del día, a esas sanguijuelas del pueblo.

Vasta, sombreada por magníficas arboledas, poblada de jardines alegres, encuadrada por bellos edificios y llena de luz, interesa tambien por su hermosa estatua ecuestre de Cárlos V, en bronce, situada en el centro y rodeada por un vasto círculo de estatuas de todos los reyes godos y españoles, en piedra bruta, algunos del mas macarrónico trabajo y en lo general escasos de mérito artístico.

Quince días pasé desempeñando mi comisión con toda conciencia, bajo la inmediata vigilancia del cabo, que era flamante, lleno de ardimiento, y creía que las funciones que desempeñábamos eran de esas que ni los pueblos ni los gobiernos olvidan, y hacen de los que han tenido la suerte de ocuparse en ellas una especie de dioses chicos, merecedores, no ya de estatuas en las plazas públicas, sino de ser tenidos como ejemplos en la historia de la humanidad civilizada.

Treinta y ocho figuras hizo Duque Cornejo para diversos templos de Sevilla, tales como san Pablo, san Felipe, el Salvador, san Marcos, san Pedro y san Luís, etcétera, mereciendo especial mención las estatuas de las mártires Justa y Rufina, las de san Antonio Abad, la Virgen del Rosario y el Nacimiento.

Rita tenía el blanco mate limpio y uniforme de las estatuas de mármol; su hermoso cabello era negro; sus ojos, notablemente grandes, de un color pardo oscuro, guarnecidos de grandes pestañas negras y coronados de cejas que parecían trazadas por la mano de Murillo.

Igualmente hay en este cuarto diferentes fragmentos menudos incapaces de servir, de brazos, piernas y demás de estátuas y otras hechuras que no van expresadas en esta relación por no subsistir sin poderles dar destino á dichos fragmentos con arreglo á las que en ellas se refieren, como lastimadas.

Dos estátuas de marmol modernas que representan dos mujeres hincadas de rodillas en acto de orar, de vara y media de alto, maltratadas, que memorias antiguas dicen que estaban en el convento de monjas de Madre de Dios. Dos estátuas pequeñas de medio cuerpo de la parte de afuera de dicha galería sobre sus arcos mirando al jardín.

Aunque parecían estatuas, no lo eran; pues se escabulleron como el humo otros dos, y sólo quedó una pareja detrás del P. Cándido, que respondió: Padre Prior, no vengo por asuntos de la biblioteca. ¿No? Pues entonces ¿qué se le ofrece? Huéleme á impertinencia, y le advierto que... Pero, vamos, ¿se puede saber lo que hay?

Al examinar las muchas estátuas que siembran estos silenciosos lugares, he notado que la demasiada asistencia, el demasiado esmero y el excesivo aliño de que aquí son objeto todas las cosas, quitan á las concepciones artísticas el encanto del arte, el aura indefinible y deliciosa que lo rodea en otros países.

Si me faltaban las florestas vírgenes de mi patria y los mil rumores de sus cataratas, sus torrentes, sus pájaros y sus insectos zumbadores, al menos veía fisonomías hermanas, reproduciendo muchas de mi tierra natal; oia hablar en la opulenta lengua que me enseñó mi madre á balbucear; contemplaba con recogimiento las numerosas estatuas de los reyes españoles, bajo los olmos corpulentos, no porque fuesen de reyes, sino precisamente porque ellas me parecian escombros artísticos de épocas que la libertad y el progreso han trasformado profundamente, y me hacian evocar la historia de esa heróica raza ibérica que llevó su sangre al suelo colombiano para fundar pueblos que la revolucion debia regenerar y que la democracia habrá de engrandecer.