United States or Kiribati ? Vote for the TOP Country of the Week !


¿Qué estáis diciendo? He tenido celos de una mujer cuando creí amar á don Rodrigo... ahora... ¡ahora le aborrezco! Hacéis mal. ¿Que hago mal? ¿Sabéis para qué llamaba la reina á Calderón en aquellas cartas? Quevedo hablaba á bulto, porque como saben nuestros lectores, no las conocía. ¿Para qué llama una mujer á un hombre? Margarita de Austria, más que mujer es reina.

Es necesario que una mujer se mueva, que camine, que recorra las tiendas, que vaya con sus amigos a los lunchs, que monte a caballo, que cace; ésta es la vida de la mujer... Así no tiene tiempo para pensar. ¡Esto es perfecto! En tanto que si se queda en un rincón a soñar con Chopín o Tennyson... ¡Bah! Estáis perdidos... Este es mi sistema.

Ya veis, ese hombre se ha ido allá muy lejos, y sin duda no os ha visto, estáis de espaldas á él; á me ve de frente, pero nada importa; si se atreve á mirarme un tanto tieso, mejor para vos, porque aquí mismo os vengo. ¿Pero estáis seguro de que es verdad, don Francisco?

Pero ¿tan seguros estáis de la victoria? preguntó Desnoyers . A veces, el destino ofrece terribles sorpresas. Hay fuerzas ocultas con las que no contamos y que trastornan los planes mejores. La sonrisa del doctor fué ahora de soberano menosprecio.

Tened paciencia, Marta, todo depende de vuestra voluntad y resolución de espíritu: se os deja el derecho de elegir; estáis llamada a decidir vos misma vuestra suerte. , , conocéis hasta qué punto puede y debe extenderse el sacrificio de una madre; pronto vais a saberlo, porque contáis para ello con un medio infalible.

Herminia lanzó un gran suspiro y después dijo con voz firme: ¡Partamos! ¡Ah! ¡Qué dichoso soy! Herminia le dirigió una mirada que probaba que aquella exclamación de alegría recompensaba su esfuerzo. En este momento entró Roussel. Hijos míos, es preciso volver al salón. Os buscan por todas partes y ya he tenido que impedir á Bobart que viniera á interrumpiros ... ¿Estáis de acuerdo?

9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí la Iglesia de Dios. 13 Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó; 16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. 17 Y si el Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; y aún estáis en vuestros pecados.

Gonzalo pagó aquella mirada con otra de rendimiento absoluto. Cecilia se había puesto levemente pálida y sonreía para disimular su turbación. Vamos, ¡idos, idos! No os quiero ver delante añadió. Si me la estáis pegando, peor para vosotros, porque tomaré una venganza sonada. La broma no era delicada, teniendo presente lo que había mediado entre Cecilia y Gonzalo.

Me estáis haciendo perder la paciencia. Estoy turbado, señora... no lo que me sucede... no lo que pasa á mi alrededor. Pues bien, procurad tranquilizaros, y vamos en derechura al asunto. Prometedme, señora, que alma viviente no sabrá lo que voy á deciros. Estad seguro de ello.

Vamos, esto es una tontería dijo la Dorotea, sin pretender cubrir lo que no podía cubrirse. Quevedo tiene la culpa. Yo creo, señora, que nadie tiene la culpa de nada. Bebed dijo la joven llenando una copa de vino. Bebed primero vos... La Dorotea llenó su copa. No: bebed en ésta, ó bebamos la mitad de la nuestra cada uno; cambiamos. ¿Sabéis lo que estáis haciendo? dijo con seriedad la Dorotea.