Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de junio de 2025


Si el oído no escucha rumor alguno; si la vista no alcanza a calar el velo obscuro que cubre la callada soledad, vuelve sus miradas, para tranquilizarse del todo, a las orejas del algún caballo que está inmediato al fogón para observar si están inmóviles y negligentemente inclinadas hacia atrás.

Es algo como si gracias a una nueva sutileza del oído, capaz de percibir todas las voces espirituales, vibraciones de efectos maravillosos hubieran atravesado la pesada armazón mortal, como si la «belleza nacida del murmullo de los sonidos» hubiera pasado por la fisonomía del que los escucha.

Mas hemos llegado al lugar: vos faredes la escucha, buen Tomillas, mientras yo guindo mi persona por el tapial, ansí como me hagan la seña. Rasgad empero el instrumento, e apuntadme la letra.

El hombre, por el contrario, el hombre habla y escucha; el hombre cree, y no así como quiera, sino que cree todo. ¡Qué índole! El hombre cree en la mujer, cree en la opinión, cree en la felicidad... ¡Qué yo en lo que cree el hombre! Hasta en la verdad cree. Dígale usted que tiene talento. ¡Cierto! exclama en su interior. Dígale usted que es el primer ser del universo.

Ya encontraremos dice ella riendo; se dirige a la cocina. Al cabo de media hora reaparece: Ya se han marchado. Ahora estamos libres. Se sientan uno frente al otro y buscan en su imaginación. Nunca volveremos a encontrar una diversión como la del domingo pasado dijo Gertrudis suspirando. Y, después de un momento: Escucha, Juan. ¿Qué? ¿Sabes que eres para un verdadero don del cielo? ¿Por qué?

¿Qué?... Y ante la mirada interrogante de Lubimoff, que no puede comprender, que se resiste á comprender lo que escucha, Toledo repite, cada vez más confuso: Se niega á aceptar la representación. Me ha dicho que busque á otro. Tiene unas ideas especiales que... Y se abstiene de exponer estas ideas.

Llama ese morillo aquí, Y por él me lleve a , O estemos juntos los dos. Pero escucha: al repostero Di que mi plata le , Que yo la rescataré Cuando tuviere el dinero. Venga el sargento al momento, Donde es también menester, Porque más vale comer Sin plata que sin sargento. PER. ¡Oh, Alejandro! ¡Oh gran Narváez! NARV. Id vos, Peralta, con él. PER. Voy, señor. Vase PERALTA.

, se apoyaba el pobre viejo con cariño, confianza, y con la fuerza con que se deja caer un muerto. Parecía aquello la abdicación de su pensamiento, de toda iniciativa. Tomás, necesito que me aconsejes. Soy muy desgraciado; escucha... Y ahora mucho cuidado; mira lo que vas a hacer. ¿ no entras? No, no.... Tengo prisa, tengo que hacer. ¡Me dejas solo ahora!

Por detrás del muro verde se oye un chorro de agua. El señor Colignon se sienta al lado de Belarmino y le toma afectuosamente las manos. El francés, sin desasir las manos del amigo, habla, con su acostumbrada profusión. Belarmino escucha, con su mutismo acostumbrado y sonriente.

¡A Italia!... no, porque los asesinos son castigados con la muerte, ¿no lo sabes, Blasillo? ¡Dios mío! ¡usted asesino! dijo el muchacho con espanto. Escucha. Blasillo, yo tenía catorce años; mi hermana Sed'lha y yo conducíamos a nuestro padre que apenas podía andar, cuando cayó herido de un tiro de carabina. Era el fruto del odio santo, que nos tenía un cristiano.

Palabra del Dia

deshice

Otros Mirando