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Actualizado: 17 de junio de 2025
Podía subir, entrar en su cuarto, y ahogarle allí... en la cama, entre las almohadas.... Y era lo que debía hacer; si no lo hacía era un cobarde; temía a su madre, al mundo, a la justicia.... Temía el escándalo, la novedad de ser un criminal descubierto; le sujetaba la inercia de la vida ordinaria, sin grandes aventuras... era un cobarde: un hombre de corazón subía, mataba.
Toleraba al Nacional sus opiniones sobre «Dios u la Naturaleza» sin gran escándalo, pues la divinidad era para él algo vago e indeciso, semejante a la existencia de un señor del que se pueden escuchar con calma toda clase de murmuraciones, por lo mismo que sólo se le conoce de oídas.
Después se dirigió á un bastidor, para esperar su salida. El escándalo estaba dado. Y decimos el escándalo, porque en la manera de presentar Dorotea á Juan Montiño, había dicho á todos: Ese joven es mi amante. Y presentarse con un nuevo amante, en un momento en que corría por la corte la nueva de que don Rodrigo Calderón estaba herido, era un verdadero escándalo.
El punto final de las meditaciones de D. Fadrique era siempre el mismo, por cuantas sendas y rodeos tratase de llegar á él. No quería á Clara poseedora de lo que le constaba que no era suyo; no la quería mujer de D. Casimiro; no la quería monja tampoco, y no quería dar escándalo ni amargar la vida de D. Valentín con afrentoso desengaño.
Si quisiera dinero, habría venido á pedírmelo, y no sería la primera vez... Pero debe haber de por medio algo que no adivino, y que le hace buscar el escándalo, sea como sea. Acababan de ser recogidos los heridos, y la gente los metía en el boliche. Un hombre á caballo salió en busca del médico de Fuerte Sarmiento, que sólo visitaba la Presa dos veces por semana.
La energía de Paula se ejercitaba en calmar aquel oleaje de pasiones brutales, y con más ahínco en obligar al que rompía algo a pagarlo y a buen precio. También ponía en la cuenta, a su modo, el perjuicio del escándalo.
Al recordar aquel período de su historia, Leonora sentía un estremecimiento de pudor, un remordimiento de vergüenza. Era una loca que paseaba la tierra como una bandera de escándalo, prodigando su hermosura, ebria de poder, haciendo el regio regalo de su cuerpo a cuantos la interesaban un instante.
Un suceso misterioso, todavía inexplicable para mí, había producido la prisión, el procesamiento y la condena de mi compañero de la juventud, de Jacobo de Freneuse... ¡Sí! nos acordamos de aquel deplorable asunto, dijo Chambol, y aun creo que Marenval era algo pariente ó aliado de la familia de Freneuse y que este pobre amigo estuvo muy afectado por el escándalo horrible que produjo el proceso.
Don Roque, don Segis, don Benigno, don Juan el Salado y el señor Anselmo el ebanista, se encargaban a plazo fijo de hacerlo pasar a la suya. Era un vino blanco, fuerte, superior, que se subía a la cabeza con facilidad asombrosa. Los tertulios de la tienda, todas las noches, entre once y doce, salían dando tumbos para sus casas; pero silenciosos, graves, sin dar jamás el menor escándalo.
Esta persecución no es tanta en el día, y, aunque una y otra vez se experimenta, no es con tanto escándalo.
Palabra del Dia
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