United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


Nosotros, los que no tenemos las manos llenas de callos, no éramos pueblo; vosotros, los propietarios, los abogados, los comerciantes, tampoco erais pueblo... De toda idea exclusiva nace una tiranía, y de aquella tiranía nació el obrero sol: Juan Bou, que decía: «El pueblo soy yo». En Barcelona había logrado fundar un buen establecimiento de litografía.

Pasando á vuestro tercer estado, al en que os encontráis en este momento, os confieso que no os conozco: que os habéis transformado; que os ha sido vergüenza, y habéis criado pudor; cuando érais virgen os vi cortesana, y ahora que sois cortesana os veo virgen. Dorotea bajó la cabeza avergonzada por única contestación.

¿Pero de qué me avisáis? Os aviso de que... debéis mudar de amigos. ¡De amigos! Porque los que os fingen amistad, os venden. Hablad más claro. Don Rodrigo... ¡Herido!... ¡medio muerto!... A causa de sus traidores enredos. Creo que érais muy amiga suya, Dorotea, y aun algo más que amiga. Pues ahí veréis: cuando yo de repente me vuelvo en contra de don Rodrigo, algo debe de haber.

Dejáos de simplezas... lo mejor es que os vayáis, porque cuando se sepa lo que aquí ha pasado, os van á tirar tomates los muchachos por la calle. Os prevaléis de que tengo herido un brazo. Yo no creía que érais tan cobarde y tan torpe dijo el alférez . Ea, idos, si no queréis que os eche á puntapiés... Nos veremos, señor alférez dijo don Bernardino, y salió.

Después continuó: Al entrar he oído, sin querer, que erais rezando: en eso no me meto, aunque a mamá, sobre todo, más valiera que la dejases acostarse a su hora. Lo que quiero rogarte es que mañana no expliques a Leocadia mandamiento ninguno, y mucho menos el sexto. ¿Por qué? Porque no. Esa no es razón. ¿A qué decirte lo que te has de resistir a entender?

Vengo á traer á mi tío el cocinero una carta de mi tío el arcipreste. ¡Ah! ¿y de dónde venís...! De Navalcarnero. ¿Y nunca habéis salido de esa villa? , por cierto, señora. He cursado en la Universidad de Alcalá. ¡Ah! ¡ya decía yo! ¿Y qué decíais vos? Que no érais novicio. ¡Estudiante! ¡ya! Y estudiante de teología. ¿Y ordenado? No por cierto.

Antes de llegar hasta había el Conde tomado informes, y yo no cómo diablos se las había compuesto que, a pesar de vuestra fuga precipitada en un pesetero, sabía ya cómo os llamabais, dónde vivíais, quiénes erais, quién era tu marido y mil cosas más.

, ... bien puede ser... pero si eso es verdad, don Rodrigo es un miserable. ¿Y qué otra cosa puede ser un hombre que parte su querida con otro? Vos érais un instrumento de don Rodrigo Calderón. Estáis, pues, en el caso de volver en vos. ¿Me juráis, don Francisco, que no me habéis tomado por instrumento? No, no os lo juro, porque quiero que me sirváis.

Es verdad repuso el bufón interrumpiéndola que, olvidándome de quien soy y lo que á mi mismo me debo, vine un día á traeros de parte del rey mi señor, una gargantilla y un billete. Por lo mal parado que entonces salísteis... Entonces érais nieve, y como el rey no es sol ni mucho menos... ¿Venís decidido á no dejarme hablar del asunto para que os he llamado?

Que me ahorquen si recuerdo haber visto belleza que le sea comparable, aun en la época en que yo era un guapo mozo, dicho sea esto sin ofenderos, señora agregó, inclinándose hacia la señora Crackenthorp, sentada a su lado ; a vos ni os conocía cuando erais joven como la señorita Nancy aquí presente.