Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
¿Qué necesitas?... ¿Qué deseas? Su voz temblaba de ternura. Habló al combatiente tostado y robusto con la misma entonación que usaba veinte años antes, cuando se detenía ante los escaparates de Buenos Aires llevando á un niño de la mano. ¿Quieres dinero?... Había traído una cantidad importante para entregarla á su hijo.
Hostigado de los clamores de los vecinos, que deseaban poner á salvo sus vidas y haciendas, se vió precisado á buscar un seguro asilo, á 12 leguas de distancia de aquella villa, y esperar con menos sobresalto el socorro que tenia pedido, acompañado solamente de los pocos que estuvieron enteramente determinados á seguirle, quitando por este medio la ocasion de que aquellas provincias intentasen tal vez redimir sus intereses del indulto que recelaban, con el atentado de arrestar su persona, para entregarla despues al caudillo de la rebelion, como lo solicitaba.
En cuanto a Inés, no dudaba que existía en poder de alguien que la protegiera por encargo de los parientes de su madre; y aunque para esta creencia no tenía más dato que la relación del alucinado Juan de Dios, yo me confirmaba cada vez más en ella, fundándome en antecedentes que omito por ser de mis lectores conocidos, y en la sórdida avaricia del licenciado Lobo, carácter muy abonado para apoderarse de la joven y entregarla, mediante una buena recompensa, a quien deseaba poseerla.
Parecía imposible que a la larga no tuviera sor Ana noticia de la ansiosa expectación con que se esperaba esa carta, y no comprendiera su deber de entregarla a la justicia. Mientras tanto, Ferpierre no podía ocuparse más que en el drama de Ouchy y de sus autores.
Unas veces era un puñado de cobre, otras una peseta, que fregoteaba con su pañuelo antes de entregarla. Que no sepa nada el señor de Maltrana decía con voz misteriosa . Que el secreto quede entre usted y yo. Hay que ayudarse como buenos cristianos. Ese dinero me lo dieron esta mañana las buenas señoras que me protegen.
Resolvieron que lo práctico en aquel momento era llevar la niña a casa de Quiñones. El barón se encargaba de entregarla.
Aunque parezca novelesco, no es menos cierto, si merecen fe testimonios irrecusables, que Cervantes trazó entonces un nuevo plan, más atrevido aún que los anteriores . Su objeto era promover un levantamiento de todos los esclavos de Argel, y apoderarse de la ciudad para entregarla á Felipe II; y á pesar del cuidado con que se le guardaba, encontró medio de plantear su propósito.
Obdulia, que disimulaba mal su aburrimiento mientras se hablaba de cuadros, ojivas, arcos peraltados, dovelas y otras tonterías que no había entendido nunca, se animó con la presencia del Magistral de quien era hija de confesión, por más que él había procurado varias veces entregarla a don Custodio, hambriento de esta clase de presas.
»Si la suerte me hubiese a mí condenado y si tú me devolvieses mi palabra con la lealtad con que yo te devuelvo la tuya, te aseguro que ni un momento titubearía en aceptarla. Marqués de Pierrepont. Al señor Jacques Fabrice.» El pintor leyó una y otra vez, y aun volvió a leer con atención suma estas líneas, y, una vez al cabo de su contenido, se disponía a entregarla a la señora de Aymaret.
Y reservó, por último, buena porción de su caudal para entregarla a la Superiora del convento de Santa Clara en Córdoba, antigua fundación del rey D. Alonso el Sabio y de su mujer la reina doña Violante, hija de D. Jaime de Aragón, el que ganó a los moros la ciudad de Valencia. En aquel convento había determinado doña Mencía encerrarse para siempre y acabar su vida.
Palabra del Dia
Otros Mirando