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Actualizado: 9 de junio de 2025
Quién sabe... Dios te preserve de las tempestades del corazón, mi querida nieta... Pero dijo de pronto para ahuyentar la melancolía, nos hemos extraviado de Celestina... Cierra la esquela del cura para que yo pueda entregársela, y no hables de esto a la buena mujer. Si sospechase que estamos al corriente de su paso, guardaría rencor al señor cura por esta indiscreción, permitida sin embargo.
Facundo aproximó su caballo en ademán de entregársela, afectó buscar algo en su bolsillo, y dejó tendido al juez de una puñalada. ¿Se vengaba en el juez de la reciente pérdida? ¿Quería sólo saciar el encono de gaucho malo contra la autoridad civil y añadir este nuevo hecho al brillo de su naciente fama? Lo uno y lo otro.
De todas maneras, el aldeano había desaparecido, y los buenos deseos del madrileño quedaron sin realizar; pero don Silvestre tuvo que aceptar de su amigo una moneda de oro para entregársela al pobre labrador lo más pronto posible.
Canterac estaba rígido, con rostro grave pero inexpresivo, lo mismo que un soldado que espera la voz de mando. Pirovani tenía los ojos ardientes, miraba con agresividad, parecía furioso. Cuando se acercó Moreno con una pistola para entregársela, le dijo en voz baja: Va usted á ver como lo mato. Me lo avisa el corazón.
Los soldados se santiguaron devotamente y el corregidor se descubrió al tomarla y entregársela al sentenciado. Si sucediese que por los méritos del gran apóstol San Pablo te fuesen perdonados tus delitos y abiertas las puertas del Paraíso, dijo el crédulo magistrado, espero que no olvides la gracia que te concedo y la promesa que me haces.
Ella, grave y silenciosa, volvió á entregársela. Pero tanto llegó á enfadarle aquella prueba de afecto, que se puso nerviosa y un día le dijo bruscamente: Mira, suéltame la mano. ¿Por qué? preguntó él tímidamente. Porque me dan calor las tuyas, ¿sabes? Velázquez, confuso, hizo lo posible por echarlo á broma, pero se abstuvo en adelante de molestarla. Todavía era feliz, sin embargo.
En cambio doña Paula se indignó grandemente, aunque sólo expresaba su desagrado a espaldas de Ventura. Cecilia se mostró tan solícita, tan vigilante en el cuidado de la criatura, que en poco tiempo se apoderó por completo de ella. Ella resistía dos y tres en vela sin alteración alguna. Y en efecto, en cuanto la chiquilla lloraba, era la primera que saltaba del lecho para entregársela a la nodriza.
Alcela en alto y la mostré a su dueño haciéndole seña de que iba a subir para entregársela. Y sin más dilaciones entro en el portal, subo la escalera y tomo el cordón de la campanilla... Ya está abierta la puerta. Mi lindo agresor asoma su rostro trigueño, gracioso, lleno de vida y frescura, y extiende sus manos diminutas, en las cuales deposito respetuosamente a la muñeca desmayada.
Sí; cien cuerpos quisiera tener para que él, como señor, los poseyera, y cada noche una virginidad para entregársela; pero al mismo tiempo, si enfermase, ¡con qué sincera abnegación le cuidaría! Si el dolor le postrara dejándole años y años sin fuerza para oprimirla ni voluptuosidad para besarla, ¡cuán tranquila y resignadamente se trocaría de querida en enfermera!
Alcela en alto y la mostré a su dueño haciéndole seña de que iba a subir para entregársela. Y sin más dilaciones entro en el portal, subo la escalera y tomo el cordón de la campanilla... Ya está abierta la puerta. Mi lindo agresor asoma su rostro trigueño, gracioso, lleno de vida y frescura, y extiende sus manos diminutas, en las cuales deposito respetuosamente a la muñeca desmayada.
Palabra del Dia
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