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Actualizado: 23 de octubre de 2025


Frunció el entrecejo el marido al oír aquella interjección espontánea en boca de su mujer, y dijo a ésta severamente: Te alvierto que esa palabra no es del mejor gusto para dicha por una señora de tus... contingencias.

Téngalo usted muy en cuenta y dígame qué tiempo se necesita para darle por la mar... porque ha de ser por la mar el paseo de hoy, o no me embarco. Pues por la mar será si usted quiere respondió Leto, hechizado ante el aire resuelto de la animosa sevillana , y podemos estar de vuelta antes del mediodía. Corriente repuso Nieves después de meditar unos instantes, con el entrecejo fruncido.

Pa ver una huerta con algunos árboles tísicos allá donde Cristo dió las tres voces... ¿Ha venido Espinosa? No; ahí no están más que Antonio, Pepe, Frasquito y su tío... ¡Ah! también acaba de salir Manolo, pero no ha estado en la reunión. ¿Qué Manolo? Manolo Uceda repuso ella ruborizándose. Velázquez frunció levemente el entrecejo, y la miró fijamente.

Luego, al ver a Juan Claudio, desarrugósele el entrecejo y le dijo: ¿ por aquí, Hullin? ¿Serás, por fin, bastante perspicaz para aceptar las proposiciones que me he dignado hacerte? ¿Comprenderás que una unión como la que te propongo es el solo medio de libraros de la completa destrucción de vuestra raza? Si así es, te felicito, pues das prueba de más discreción de la que te creía capaz.

¡Pero qué cosas tan horribles tienes, Paz! siguió aturdida y confusa . No vuelvas a hablar así porque me marcho de tu lado. Perdona, hija dijo la maliciosa niña, que se gozaba en el aturdimiento de su amiga y del concejal . Yo creía.... Hay muchos que lo dicen.... Entonces, si no es Ramón será Federico.... Maldonado frunció el entrecejo.

Vestía una bata elegante y tenía los cabellos recogidos en una cofia blanca con lazos de seda encarnados. Estaba bastante pálida y tenía los ojos con señales de haber llorado. El P. Gil se detuvo a la puerta y frunció el entrecejo. Entre usted, padre, y siéntese aquí en esta butaca dijo ella desde una sillita, mirándole con dulzura. Ya estoy bien. He pasado una noche muy mala.

Y en efecto, la querida de Salabert les había echado una mirada penetrante sospechando lo que hablaban, y arrugó el entrecejo: "¡Anda, anda! ¡A buena parte iban con recaditos! ¡Como la picasen un poco era capaz de agarrar por el moño a aquella pánfila y batirla contra la pared!" La Socorro era una rubia linfática, de tez nacarada y ojos claros, un poco romántica y un mucho susceptible.

En cambio sus cabellos dorados eran rizosos y le caían con mucha gracia por la frente; sus manos y sus pies más delicados y breves que los de Nieves; y, sobre todo, tenía a menudo, casi constantemente, un ceño, cierto fruncimiento del entrecejo que no era de enfado y prestaba a su fisonomía un matiz picaresco extremadamente simpático.

No la dulcificó el viejo marinero cuando la sardinera volvió á encararse con él; antes bien, cargó de nubes el ya tempestuoso cariz de su entrecejo, y por toda respuesta á tantas preguntas y declamaciones, largó á su vecina, á quemarropa, con la voz de un cañonazo, esta sola palabra: ¡Bribona!

Usted manda, usted es el amo. Haga todo lo que considere más acertado; cuantas más iniciativas tenga, mejor. Y gravemente, arrugando el entrecejo, como si cada idea le costase una extracción dolorosa, expuso su plan.

Palabra del Dia

mármor

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