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Actualizado: 23 de octubre de 2025
Más de una vez, los ministros a quienes se presentó experimentaron los efectos de fascinación que aquella carátula ejercía sobre el vulgo, y le tomaron por una eminencia no comprendida. Cráneo y entrecejo eran un timo frenopático. Siempre que discutía tomaba un tono tan solemne, que muchos incautos le miraban con respeto.
Clara muy pálida y con el entrecejo fruncido le preguntó al cabo secamente: ¿Qué deseaba usted? Pero Elena sin responder clavó en ella una mirada de angustia y de dolor tan intensos que traspasó el corazón de su cuñada. Dio ésta un paso hacia ella y tomándola por la mano y cerrando después la puerta le dijo gravemente: Ven conmigo.
Es que ha salido el gracioso, como si dijéramos el payaso. El brigadier arrugó el entrecejo. Esta salida inesperada no fué muy de su gusto. El carácter cómico anda de gatas, se pone en cuclillas, de bruces, canta, llora, chilla, gorgea, ladra, maya, ahulla, hace la gallina, hace el gallo....
Cristeta debía de estar rica, y no necesitaría para nada de su antiguo amante; además, era mujer capaz de entregarse, pero incapaz de venderse; por último, también pudiera suceder que estuviese enamorada de su marido. Al ocurrírsele esta idea frunció el entrecejo, y pasándose la mano por la frente, pensó: «¿Enamorada del otro? ¡Imposible! Pero... ¿y a mí qué? Mejor.
Como Julián arrugase el entrecejo, añadió: Está, está.... Apostaría yo cien pesos, antes de llegar, a que usted no había encontrado modo de sacudírsela de encima. Señorito, la verdad... articuló Julián bastante disgustado . Yo no sé qué decir.... Ha sido una cosa que se ha ido enredando.... Primitivo me juró y perjuró que la muchacha se iba a casar con el gaitero de Naya....
Sus ojos pequeños y penetrantes miraban a todos lados con la esperanza de encontrar un descuido, algo que contraviniese las reglas establecidas, para estallar en gritos y amenazas que diesen salida al mal humor y a la ira reconcentrada que fruncían su entrecejo.
Con la vil humildad de todo enamorado en desgracia, fue al poco rato tras de ella, a pesar de las sugestiones de una falsa energía que le aconsejaba mostrarse altivo e indiferente. Sus piernas le llevaron con irresistible impulso a las cercanías del salón, y contempló a Maud con los naipes en la mano, el entrecejo fruncido y la mirada dura ante sus compañeros de juego.
Está bien; yo se la entregaré cuando venga. Y con la carta en la mano entróse en el boudoir, arrugando el entrecejo, la boca fruncida y torvos los claros ojitos... A la luz de la gran lámpara sostenida por el negro de ébano tomó a registrar la carta por todos lados; era el sobre de rico papel muy recio, no tenía timbre, sello ni inicial alguna, y venía ligeramente pegado con la misma goma de los bordes.
El doctor recordaba los principales detalles de su vida, que muchas veces había contado el Capi de sobremesa en casa de Sánchez Morueta, con su sencillez de hombre franco y comedido al mismo tiempo, sin parar atención en el entrecejo de la señora que temía á cada instante extralimitaciones en el relato.
Arrojó al fin los periódicos y agitándose furioso un instante, y apretando los puños llenos de rabia, quedóse largo tiempo pensativo, hundido en la poltrona en que se hallaba sentado, contraída la boca, frunciendo el entrecejo, fijos los ojos en el fuego de la chimenea, cuyas movibles llamas prestaban a su rostro un resplandor rojizo.
Palabra del Dia
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