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De un momento a otro me la pondrían en la mano, y comenzaría a verse con qué «hígados» contaba yo para servirme de ella. Porque, si no era para esto, ¿para qué me la daban? Pepe Guzmán, en quien menos debía desconfiar yo, podría engañarme en cuanto a la sinceridad de su exposición de motivos; pero no en cuanto a la intención práctica de su consejo.

Tengo poder bastante para hacer completamente feliz la vida de esos animales: ellos por su parte me pagan cumplidamente, siendo mis cortesanos, y casi amándome: estoy seguro de que uno solo de mis perros me sea ingrato, y de que uno de mis conejos pretenda robarme o engañarme: las flores me recompensan de mis cuidados por ellas, dándome su fragancia y sus colores; y... en fin... y hablando formalmente, repito que nada me interesa en el mundo más que , que no me necesitas; y si no creyera en Dios y le temiera, hace mucho tiempo que... pero no hablemos de eso.

»¿Y qué dirá usted a Dios cuando comparezca en su presencia? replicó Teobaldo con voz solemne. ¿Si ha acusado usted y herido al inocente; si ha legado el oprobio y la infamia a su esposa, que nunca fue culpable? »En vano espera usted engañarme dijo el moribundo. »Yo, ministro del altar, digo la verdad; la digo delante de este lecho de muerte y delante de Dios que me escucha.

Clementina pensó: "¡Hipócrita! intenta engañarme, pero no sabe que estoy apercibida: sus astucias no tendrán efecto." Y en voz alta añadió: En el saloncillo, sobre la chimenea, encontrará usted un cofrecillo que contiene los recuerdos de soltera de Herminia. Ábrale usted mismo; he aquí la llave. Mauricio la cogió, la guardó en el bolsillo del chaleco y respondió: Voy enseguida.

Y, sin esperar respuesta, se salió del aposento, donde quedó don Quijote sosegado y pensativo esperándola; pero luego le sobrevinieron mil pensamientos acerca de aquella nueva aventura, y parecíale ser mal hecho y peor pensado ponerse en peligro de romper a su señora la fee prometida, y decíase a mismo: ¿Quién sabe si el diablo, que es sutil y mañoso, querrá engañarme agora con una dueña, lo que no ha podido con emperatrices, reinas, duquesas, marquesas ni condesas?

Señor, la verdad es que si tuvieron intención de engañarme... digo que son unos grandísimos pillos. Y la Sabel, si no está muerta y penada por el gaitero, lo figura que es un asombro. Hace dos semanas fue a casa de don Eugenio y se le arrodilló llorando y pidiendo por Dios que se diese prisa a arreglarle el casamiento, porque aquel día sería el más feliz de su vida.

En cuanto a la insuficiencia de dote o a la exageración de pretensiones, que hace que una solterona sería feliz al aceptar a los cuarenta años el partido que ha renunciado a los veinte, no creo engañarme haciendo de esos dos motivos la causa inicial del gran ejército de las recalcitrantes.

Mas don Fernando, como astuto y discreto, se receló y temió desto, por parecerle que estaba yo obligado, en vez de buen criado, no tener encubierta cosa que tan en perjuicio de la honra de mi señor el duque venía; y así, por divertirme y engañarme, me dijo que no hallaba otro mejor remedio para poder apartar de la memoria la hermosura que tan sujeto le tenía, que el ausentarse por algunos meses; y que quería que el ausencia fuese que los dos nos viniésemos en casa de mi padre, con ocasión que darían al duque que venía a ver y a feriar unos muy buenos caballos que en mi ciudad había, que es madre de los mejores del mundo.

No puedes engañarme, Pedro. Si no te pasara algo que te causa pena, dada la suerte que hemos tenido de salir solos, irías contento como otras veces... Á menos añadió lanzándole una mirada entre cándida y maliciosa, á menos que no te vayas cansando de . Pedro se puso rojo y balbució algunas palabras incoherentes para protestar de aquella suposición que le lastimaba el alma.

Ya otra vez tuve miedo de descender a mi interior para realizar un examen de conciencia, este deber que siempre me ha sido fácil, y agradable. Pero el miedo de entonces nada tenía que pudiera parangonarse con el de hoy. »¿Me engaño a misma? ¿Y cómo pretender que los demás sean sinceros? ¿Me impide la soberbia confesarme que he podido engañarme?