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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Dejó la plancha y se sentó en un miserable sofá de paja. Un ratito no muy largo estuvo llorando, y después dijo así: «No quería que nadie me viese en este estado. Como pienso salir de él y hallarme en mejor posición, porque todavía... A ver, ¿qué tal me encuentras? Muy mal, muy mal. ¿He perdido mucho? ¿No me respondes? He estado muy mala, ¡qué puño!...». Miquis no dijo nada.
Por tu corazon de hierro y tu sonrisa de vibora, por tus ardides fatales, por tus miradas enganosas, por tu alma hipocrita, por tus artificios seductores y tu falsa sensibilidad, por el placer que encuentras en el dolor de los otros, por la fraternidad con Cain, vengo a condenarte a que seas tu mismo tu infierno.
Santiago no dejaba de moverse, dictando las órdenes oportunas, acercándose a cada instante al ciego para preguntarle con ansiedad: ¿Cómo te encuentras ahora, Juan? ¿Estás bien? ¿Quieres otro vino? ¿Necesitas más ropa? Terminada la refacción se quedaron ambos algunos momentos al lado de la chimenea.
¡Calma, señora, calma! interrumpió el cura, a quien parecía que en aquel momento le hubiesen quitado de encima un peso enorme. Déjeme usted explicarme con Reina. Veamos, ¿qué encuentras digno de alabanza en la conducta de Francisco I? ¡Caramba! pues es bien simple respondí con tono desdeñoso, pensando que mi cura envejecía y empezaba a comprender con dificultad.
«En tal situación prosiguió Juan, hallándose ya en plena posesión de su tesis y con los cubiletes en la mano , yo te planteo el problema a ti... vamos a ver... Figúrate que eres hombre; figúrate que te encuentras delante de aquella infeliz mujer, que te pide socorro, una defensa contra la miseria y la deshonra, y al verla delante, tú te reconoces autor de todas sus desdichas, porque tú la perdiste, porque de ti le vienen todos sus males.
En medio de sus dolores ella se puso a sonreír, y, posando penosamente su mano en mi cabeza, murmuró con voz apenas perceptible: ¿Sin duda os he asustado mucho? Sus palabras, ligeras como un soplo, me embriagaron como un canto de paz; por un instante creí que iba a quedar libre del peso que me oprimía el pecho, pero me fue imposible llorar. ¿Cómo te encuentras? pregunté.
Jacobo, herido en su vanidad, derrotado en sus planes, revolvíase furioso al verse cogido en sus propias redes, mientras la marquesa, muy sorprendida y admirada, preguntábale sin perder un punto de su aparente ingenuidad y su señoril aplomo: ¿Pero por qué no quieres firmar?... ¿Qué encuentras en ello de malo? Porque..., porque..., porque firmar eso, es renunciar a mi dignidad de marido.
Primer caso: supongamos que al poco tiempo de vivir con Maximiliano, encuentras que el muchacho se porta bien contigo, vas viendo sus buenas cualidades, que se manifiestan en todos los actos de la vida, y supongamos también que le vas teniendo algún cariño...». Fortunata tenía la mirada fija en un punto del suelo, como una espada, tan bien hundida que no la podía desclavar.
El viejo lanza por entre sus dientes un salivazo negruzco, medita un instante y murmura: ¿Por qué no lo he de reconocer? ¿Y qué tal te encuentras? El viejo vuelve a meditar, se rasca la cabeza y dice: ¿Cómo me he de encontrar?
Sólo podemos imaginarnos la heroica resistencia del paisano aragonés en el sitio de Zaragoza, sin descanso y sin comida, viendo que, además de la admirable energía moral de su patriotismo, contaba para su sostén físico con el porroncillo de vino tinto... Pero dentro de la producción vinícola que abarca muchos países, ¡qué asombrosa variedad de clases y tipos, de colores y aromas, y cómo se destaca el Jerez a la cabeza de la aristocracia de los vinos! ¿No crees tú lo mismo, Fermín? ¿No encuentras que es justo y está bien dicho todo lo que se me ocurre?...
Palabra del Dia
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