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Actualizado: 27 de junio de 2025
Pero ¿qué encuentras tú en el amor? dijo Miguel . Porque yo creo que tú sabes lo que es verdaderamente el amor. Todas esas ilusiones de los adolescentes, todos los idealismos de los poetas, no son mas que caminos tortuosos que conducen á un mismo término, al único: el acto carnal. ¿Y no estás fatigado de él? ¿no te acobarda su monotonía?
Ve pensando en establecerte, y si encuentras una muchacha buena, hacendosa y modesta, lo que no es fácil, tampoco será de más que te cases. Para ser comerciante necesitas familia. Adiós, muchacho. Ven a la tarde y haremos juntos las estaciones. El muchacho salió de la casa, llevando sobre sus hombros una verdadera olla de grillos. Era verdad lo que decía el tío: le querían explotar.
Tus mejillas vuelven a tener su color natural; ya ha desaparecido de ellas el brillo extraño que me sorprendió cuando entré y la triste palidez que las cubría entonces. Ya te encuentras mejor, Magdalena; ya estás bien, hermana mía. Magdalena se dejó caer en la butaca, inclinando el rostro, medio oculto por sus blondos cabellos, cuyos bucles acariciaban con leve roce la frente del mancebo.
Descubrió la niña, en medio de su incesante ir y venir, algunas tempranas violetas ocultas entre la yerba, y haciendo un ramito las colocó en el vestido del artista; después sentóse, y abrazando con mimo a su padre: ¿Te encuentras bien, papá? le preguntaba : yo me encuentro muy bien... ¿Verdad que es bonito el campo?
Amparo me miró con una profunda y grave atención, y me preguntó: ¿Y qué ha pensado usted? He pensado, primero, en que la posición en que te encuentras es muy precaria. He nacido pobre, me contestó con altivez; mi porvenir es el trabajo; acaso con mucha aplicación y alguna suerte podré adelantar; tener dentro de algunos años un taller mío. ¿Y las enfermedades?
Por todo consuelo, el viejo repitió lo que a todas luces era para él estribillo eterno, es decir: que si Juanito quisiera esperar hasta que diesen con el filón, en la mina, tendría mucho dinero, y serían muy ricos. Sí dijo Juanito, pero no lo encuentras. Además, dar con él o que yo lo gane, es casi lo mismo. Al fin y al cabo, todo es cuestión de suerte.
Qué exageración, mi pobre Francisca... ¡Cómo! exclamó Francisca con cólera, ¿encuentras divertido vivir en medio de los aiglemonteses?... Pues sólo con pasar por las calles un poco estrechas de este viejo Aiglemont, atrapo yo el spleen... ¡Pobre Francisca! dije con sonrisa burlona. Sí, búrlate de mí, pero eso no quita que esté muy harta de esta vida.
De modo que tú encuentras que aquí la gente no es mala siguió diciendo Francisca con una recrudescencia de acritud. Pues se pasa la vida arañándose, mordiéndose, desgarrándose y devorándose. Hasta la vista, Francisca dije para cortar aquella inundación de invectivas... Sin el capitán Tronchet, no dirías todo eso... Puede ser respondió Francisca en un rasgo repentino de buen humor.
Me miras con demasiada tenacidad, sobrina, ¿me encuentras tal vez buen mozo? De ningún modo. Mi tío hizo una ligera mueca. Eso es franqueza, o yo no entiendo jota. ¿Y por qué estás tan pálida? Porque me muero de miedo, tío. Miedo, y ¿de qué? Marchamos tan rápidamente. ¡Es espantoso! Comprendo; es la primera vez que viajas. Tranquilízate, no hay ningún peligro. Y mi prima, tío, ¿está en el Pavol?
LIONEL. ¡No mucho...! ¡Unicamente los ojos...! LINE. ¡Los ojos no tienen importancia...! ¡Con tal de que encuentre un taxi...! ¡Oh, San Antonio de Padua...! ¡Tú, que lo encuentras todo, encuéntrame también un taxi...! LIONEL. ¡Se lo diré a la portera...! LINE. ¡No..., no...! ¡No hay tiempo...! ¡Hasta el lunes, querido mío...! Estudiaremos la «codorniz sobre el canapé».
Palabra del Dia
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