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Anduvo calles y más calles, retrocedió, dio vueltas a esta y la otra manzana, y la dama nocturna no parecía. Mayor desconsuelo no sintió en su vida. Si la encontrara era capaz hasta de hablarle y decirle algún amoroso atrevimiento. Se agitó tanto en aquel paseo vagabundo, que a las once ya no se podía tener en pie, y se arrimaba a las paredes para descansar un rato.

Por eso es, mi querido conde, por lo que no irá usted a casa de la señora Chermidy, ni siquiera para despedirla, y si, a pesar de mi negativa, va usted, cuando vuelva no encontrará aquí ni a su mujer ni a su madre. Don Diego se conformó, pero estuvo de mal humor por espacio de tres días.

Había en aquel momento un terror en su alma: era que la mujer no estuviera realmente muerta; terror culpable, huésped demasiado odioso para que encontrara refugio en el alma buena de Godfrey. Pero la naturaleza de ningún hombre puede protegerlo contra los malos deseos, cuando su dicha depende de la duplicidad. Bueno, bueno dijo el señor Crackenthorp , salid al vestíbulo.

La duquesita miró a su hijo con ternura, y en seguida, obedeciendo a una de esas inspiraciones femeninas que ante nada se detienen, dijo: ¿Y no hay quien le teta? Nadie: ya hemos corrío toda la vecindaz..., y aunque ahora al pronto se encontrara, ¿cómo quiere V. E. que luego pague un ama? Estará de Dios que se quede sin hijo.

Esta mañana dijo salió disparado el patrón... Anoche nos robaron una vaca. Pero Ricardo le preguntó algo que consideraba más interesante. ¿Dónde está tu patroncita, Cachafaz? El llamado Cachafaz, á causa de sus diabluras, sacó el índice que tenía en la nariz para señalar á lo lejos. Ahorita mismo acaba de irse. La encontrará ahí cerquita no más.

Hay instantes, horas, días enteros, en que uno está abstraído, a su pesar, por una imagen encantadora que le llama, que le persigue, que vanamente tratará de evitar, que encontrará en todas partes y cuya perfección ideal está compuesta por los rasgos de mil mujeres diferentes, o, todo lo más, por los de una mujer a la que no se ha visto jamás. ¿Cuántos años hace falta vivir, mi querido Eduardo, para no sentir semejantes quimeras?...

A miss Darling no le gustan los jóvenes; me ha expuesto sus teorías sobre esto... Encontrará entonces, acaso, que lo eres demasiado dijo el anciano con ligera ironía. En fin, no es su opinión probable lo que yo quiero conocer, querido tío, sino la tuya respondió el diplomático con alguna impaciencia. Te lo repito, amigo mío; no he encontrado comparable con miss Darling más que una persona.

Me conoces bastante para saber que no dudaré en hacerte pedazos, si es preciso para mi seguridad. Puede usted buscar. No encontrará nada. ¿Le has enviado ya? Esta mañana. ¡Mientes! Acabas de decirme que hasta mi llegada habías vacilado... Lea hizo un movimiento al verse adivinada é instintivamente volvió los ojos hacia un escritorio, cerca de la ventana.

Es esta verdad que el dinero no es toda la riqueza, sino una parte de la riqueza. ¿A quién ha podido nunca caber en el cerebro que no es rico cuando no tiene dinero, y tiene trigo, olivares, viñas, casas, hermosos muebles, alhajas, telas, etc.? Si todos estos objetos los reduce mentalmente a dinero, los aprecia y los tasa, encontrará que tiene una riqueza, por ejemplo, de dos millones de reales.

Y bruscamente una noche, después de ser Isolda, por última vez ante el público de Florencia, dio la orden de partida a Beppa, la fiel y silenciosa compañera de su vida errante. A la tierra natal y ¡ojalá encontrara allí algo que la retuviera, no dejándola volver a un mundo tan agitado!