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Actualizado: 8 de junio de 2025
Cabalmente llevaba encargo de don Adrián, muy encarecido y casi llorado, de interceder por ellos, de suavizar asperezas, y propósito muy bien hecho de complacer al bendito boticario, por creerlo conveniente y hasta de justicia. ¡En mal hora lo intentó!
Su memoria, redactada con el espontáneo y agradable desaliño que le era propio, se reducía a exponerme, a grandes rasgos, el armazón de su obra benéfica, llamada por él «su deber»; los frutos principales de ella; lo que le costaba aproximadamente cada año en dinero, porque en paciencia, no tenía calo ni medida, y una relación de las familias de Tablanca más merecedoras, por sus especiales condiciones y virtudes, del amparo y la estimación de «la casona». Todo aquello me lo declaraba para mi gobierno solamente. El único encargo que me hacía, y muy encarecido, era el de procurar que no se desmembrara durante mi vida el patrimonio de los Ruiz de Bejos que pasaba a mis manos íntegro y tal como él le había recibido de las de su padre y éste de las del suyo, ni al heredarme mis hijos, si llegaba a tenerlos; y si no, que pasara a los de mi hermana con igual recomendación para los mismos fines, siempre que fueran compatibles con las leyes. Por de pronto y para «lo de puertas adentro» que me dejara guiar por las indicaciones del párroco don Sabas Peña; y si no vivía éste ya, de la persona que me buscaría por su mandato.
Tenía el señor veinticuatro un natural violento, con facilidad montaba en cólera inusitada, razón por la que era llamado por el vulgo Barrabás: y así se explica que en cierta ocasión, como sorprendiera á un mozalbete haciendo desde la ventana de una casa frontera señas á doña Dorotea en punto en que ésta también estaba al balcón, cogió á su amante violentamente y allí mismo dióle una monumental paliza, á la vista del honrado marido, que mientras zurraban á su esposa le decía con mucha flema: «Amiga, ¿cuántas veces te dije que no te asomases á esa ventana; mira que el señor don Fernando ha de venir á saberlo y ha de costarte muy caro?» Y dirigiéndose al iracundo veinticuatro, le repetía: «Señor don Fernando, prometo á usted que tiene menos culpa Dorotea de lo que le han á usted encarecido.»
Las cartas que me escribió casi me lo daban ya por restablecido, cuando un veredero que llegó una tarde a más andar me trajo de la parte de mi desgraciado amigo el encargo encarecido de que fuese a darle el último adiós, si es que quería verle antes de morir.
Habiendo encarecido en su narración la docilidad y natural pacífico de los indios, querría decir que la artillería era mucha, por estimarla más que suficiente para estorbarles el acceso.
Porque han de saber ustedes prosiguió después de volver a su asiento , que este periódico ha sido excomulgado desde el altar por don Ventura en misa mayor, con encargo muy encarecido a sus feligreses, de que destruyan cuantos ejemplares lleguen a su poder o vean en el de sus deudos o amigos... Es el demonio el tal Maravillas. ¡Lo que él ha revuelto hoy!
Pérez, independientemente, había despachado por sí al precursor ó heraldo de siempre, Gil de Mesa, con otra carta á la Reina Isabel, repetición de los doloridos ayes de la persecución y la desventura, petición de amparo y deseo encarecido de servirla .
Le he visto tan afanado buscando medio de hablar á vuestra majestad; me ha encarecido de tal modo la importancia del asunto que le mueve á pedir una audiencia inmediata á vuestra majestad, que siendo quien es don Francisco, he creído de mi obligación... Pues bien, doña Catalina, decid á don Francisco que se presente á los de mi cámara; yo daré orden... le recibiré...
»Como yo me lo temía, bien poco o nada se dejaron ver en Luz los buenos efectos del remedio tan encarecido por el doctor. La primera impresión, algo más viva y agradable; pero en seguida, el mismo desaliento y el mismo tinte dolorido y melancólico en la voz y en las miradas delante de Ángel que de mí. »Por la noche vino Guzmán. Nada sabía de lo ocurrido.
Y ¿qué valía este sacrificio comparado con los que tendría que hacer después? ¡Adelante, y con los ojos cerrados, que para otras empresas mayores y más negras los había cerrado también! Todo cuanto tenía que prevenir y encarecer sobre el carácter y necesidades de la educanda, se lo había prevenido y encarecido ya cien veces a la señora bajo cuya dirección, amparo y vigilancia iba a ponerse Luz.
Palabra del Dia
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