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Actualizado: 6 de junio de 2025


Mide 117 metros de longitud por 65 de anchura, data en su principio de 1352, y su arquitectura, que es de estilo gótico sencillo, imponente y grandioso, no encanta ménos en su recinto que en su admirable torre principal, la cual, sobre tener la enorme altura de 123 metros, embelesa al que la contempla, por la extraordinaria ligereza de sus formas y el atrevimiento y la perfeccion de sus primorosos calados, con justicia comparados á encajes.

¡Oh, es un matrimonio que me encanta! replicó don Germán también riendo . Son dos elementos químicos que se neutralizan y forman un compuesto admirablemente sólido. ¡Y tan sólido! Como que mi tío es de mampostería. No, hombre, no; tu tío es un hombre de una razón muy clara.

Estos aguazales se mezclan con tierra y guijarros y el arroyo que pasa se va llevando gota á gota sus manchados residuos. Encanta ver esas nieves de algunos días. Gusta seguir con la mirada su variable decoración, apenas aparecen, cuando se deshacen.

Momentos hay en que la chiquilla nos revela excelsas cualidades, mal escondidas en su inocencia; momentos en que nos parece la criatura más loca que Dios ha echado al mundo. Tan pronto le encanta a usted por su candor angelical, como le asusta por las agudezas diabólicas que saca de su propia ignorancia. MARQU

«¡Qué ordinario es esto! exclamó, sin poderse contener . Vaya, que me traes a unos sitios... ¡Bah, bah!... ¿No te gusta conocer las costumbres populares? A me encanta el contacto del pueblo... Para otra vez, marquesa, iremos a uno de los buenos restaurants de Madrid... Perdóname por hoy... Tenías carita de hambre atrasada. Esto no es para dijo Isidora con remilgo.

Estos son mis proyectos durante este año; si puedo cumplirlos fielmente, habré empleado bien el tiempo. No hay nada de particular en las anotaciones de este año hasta el mes de septiembre, en el cual se lee: * Vivo sola en Milly con mis hijas y mis libros; esta soledad me encanta. He dado esta tarde un gran paseo por la montaña de Craz, situada detrás de nuestra casa, sobre nuestras viñas.

En el llano, transformado en inmenso cultivo, no se ve agua en parte alguna y, no obstante, ella es quien da á la tierra la frescura y fecundidad; la que puebla los jardines de flores, arbustos y follaje; la que multiplica las ramas dando así á las umbrosas avenidas el profundo misterio que nos encanta. Bajo otra forma, es también el agua la que nos rodea y nos hechiza.

Contemplando aquello el hombre dormido se obstina en avivar recuerdos y coordinar ideas, pero es en vano; porque las memorias no obedecen a la evocación y los pensamientos se alteran. Luego su atención y sus ojos son imperiosamente atraídos por algo que le suspende y encanta.

Siguió a este desahogo un himno entusiástico, hermosa y altamente entonado, a la «madre Naturaleza», di por visto, y de muy buena gana, lo que él deseaba que yo viera; y más por hundir otro poco mi sonda en sus adentros que con intención de arrancarle sus ilusiones, díjele al cabo: Pase, pues, lo de la amenidad, lo de la hermosura y hasta la sublimidad y la elocuencia de este escenario que le encanta y maravilla; pero ¿y los actores que le acompañan a usted en la égloga perenne de su vivir? ¿Qué me dice usted de ellos... del hombre... vamos, de los hombres?

Si Miquis te es indiferente y el marqués viudito te encanta, no des a entender tu preferencia... ¡Los hombres! ¡Ah!... que se fastidien.

Palabra del Dia

irrascible

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