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Los españoles peninsulares, sin menospreciarnos ni ofendernos, podremos llamar á Bolívar gran capitán, héroe, eminente político, ilustre y valeroso personaje; en suma, todo lo que se quiera menos Libertador, porque esto sería confesar y creer lo que no creemos; que nosotros somos unos tiranos inícuos de quienes conviene libertarse.

Fatigado Morillo por la lucha que inútilmente habia sostenido contra la libertad, defendida por aquel pueblo heróico, solicitó su retiro del mando; aunque desatendida en un principio la súplica, al fin logró que le reemplazara el eminente y bizarro general Don Miguel de la Torre y se embarcó para Cádiz el 17 de Diciembre.

Su elocuencia y su fervor religioso le habían hecho eminente en su profesión. Era persona de aspecto notable, de blanca y elevada frente, ojos garzos, grandes y melancólicos, boca cuyos labios, á menos de mantenerlos cerrados casi por la fuerza, tenían cierta tendencia á la movilidad, expresando al mismo tiempo que una sensibilidad nerviosa, un gran dominio de mismo.

Después de los magistrados venía el joven y eminente eclesiástico cuyos labios habían de pronunciar el discurso religioso en celebración del acto solemne. En la época de que hablamos, la profesión que él ejercía se prestaba mucho más que la política al despliegue de las facultades intelectuales. Los que veían ahora al Sr.

Sin esperar mas noticia, se puso en movimiento para buscar al enemigo, y á poco rato descubrió que ocupaba la eminencia, haciendo ostentacion de sus banderas, que tremolaban incesantemente: demostracion que acompañaban de una continuada y confusa griteria, pero no tardaron en desamparar aquel puesto, para subir á otro mas eminente, donde se hallaba el grueso de sus tropas.

Si tales cosas dice un periódico tan serio y de los primeros de Europa, ¿qué no podrán decir los demás? ¡Así se escribe la historia!.... En muchas de nuestras ideas acerca del indio, convienen gran número de profundos observadores, y entre otros citaremos al eminente jesuita Murillo Velarde, quien en su Historia de Filipinas, dice: que el español es un vivo espejo en el que se mira el indio.

Y ciertamente que no podéis decir vos que no sabéis las traiciones de esos hombres, cuando anoche un vuestro sobrino tuvo ocasión de prestar un eminente servicio á la reina. He ahí un muchacho que tiene muy buena suerte dijo Montiño con envidia ; todos me hablan bien de él, todos le protejen: hasta el duque de Lerma. ¡El duque de Lerma! ¿Qué creéis que me ha dado para él el duque de Lerma? ¡Oro!

Su figura delicada y endeble alzábase soberbia en el sitio más eminente de la roca y descollaba sobre el azul del cielo. Los dos amantes, situados en un lugar más bajo, desaparecían delante de él como desaparecen de los ojos del público los actores secundarios cuando entra en escena el protagonista del drama.

Distínguese únicamente por la belleza de la versificación, mereciendo por su indudable antigüedad, la mayor de todas las suyas que nos ha conservado el tiempo, que, como obra de tan eminente poeta, le consagremos preferentemente nuestra atención. El mismo Lope le llama ensayo grosero, aunque cuenta que obtuvo aplausos.

Era doña Brígida, la ingeniosa compañera del rebajado Marín, que acechaba el momento oportuno, como el barítono de Un ballo in maschera para dar la puñalada. La víctima allí, era un príncipe; aquí, nada más que alcalde. Las razones que la eminente señora tenía para meditar tal crimen, no serán tan poderosas como las del barítono a los ojos de un hombre; mas de seguro lo parecen a cualquier mujer.